Las dolidas críticas de Unidas Podemos al «incoherente» viraje de Pedro Sánchez al plegarse a la postura de Marruecos sobre el Sáhara no solo evidencian la permanente tensión con la que la que conviven los aliados en el Gobierno. También muestran de nuevo un peculiar ... modo de funcionamiento por el que los asuntos de gran relieve sobre los que discrepan no son sometidos a deliberación interna y la postura oficial del Ejecutivo contradice la del socio menor, que en ocasiones ni siquiera es informado previamente de decisiones al respecto. La razón que pueden albergar las quejas de Yolanda Díaz por la «opacidad» de los socialistas tiene su contrapunto en que ha vuelto a quedar de manifiesto la escasa influencia de la marca morada en la definición de la política del Gobierno. Convencido de que la debilidad de Unidas Podemos le impide romper la coalición -sería «una irresponsabilidad», según la vicepresidenta-, Sánchez ha visto despejado el camino para anunciar el envío de armas a la resistencia ucraniana, un aumento del gasto militar y un giro a la tradicional postura española sobre el Sáhara sin mayor coste para su estabilidad que un desahogo dialéctico de sus socios, que no irá a mayores.

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