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«Fue dejar de trabajar y chocar con una nueva realidad extraña, exótica e inquietante»
Diario de una jubilada

«Fue dejar de trabajar y chocar con una nueva realidad extraña, exótica e inquietante»

La periodista Arantza Furundarena comienza su serie quincenal en la que narra su nueva vida, en la que se reinventa tras dejar la profesión

Jueves, 20 de febrero 2025

Tras dos años sin apenas «darle a la tecla», la periodista Arantza Furundarena regresa a la escritura para relatar con humor su particular manera de llevar la jubilación, una etapa muy distinta a lo que ella imaginaba. En sus crónicas compartirá reflexiones personales, achaques, viajes e incluso algunas de las divertidas anécdotas que vivió junto a personajes famosos en su dilatada etapa como entrevistadora. El primer capítulo se publicará la semana que viene y los siguientes verán la luz cada quince días. Ella nos lo explica.

No sé tú, pero yo fue dejar de trabajar y chocar al poco tiempo con una nueva realidad tan extraña, exótica e inquietante como un territorio inexplorado. Vamos, que casi pude entender a Colón cuando divisó por primera vez América... Solo que él pisaba tierra firme y yo, en mi caso y a mi pequeña y humilde escala, empecé a dejar de hacer pie. «Cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias», sentenciaba Karen Blixen en 'Memorias de África', parafraseando a Oscar Wilde. Lo cual, traducido a nuestro castizo refranero equivaldría al viejo dicho de «En el pecado llevas la penitencia». ¿No querías tiempo libre a cascoporro, libertad a tutiplén, desocupación y holgazanería a mansalva? Pues ahí lo tienes, bonita, y ahora a ver qué haces con ello…

No seré yo quien diga que la jubilación es una etapa chunga de la vida. Ni mucho menos afirmaré que en este momento desearía retomar mi absorbente actividad profesional de antaño (que tampoco hay que pasarse). Pero sí me gustaría ir desentrañando, con humor y con amor, las mieles y las hieles de este trayecto tan singular de nuestra existencia. O, más allá del trayecto, de esa especie de frenazo brusco que resulta estimulante para algunos, deprimente para otros y desconcertante para casi todos. Un momento en el que toca, más que nunca, reinventarse. O, como poco, reorganizarse. Pero eso sí, dispuesta a reírme hasta de mi sombra.

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