![«Quien ha decidido esto no sabe lo que es parar una fábrica»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202003/30/media/cortadas/rey-adolfo-U1007292830890xB-Rmo5mgCCq1S061bhjbZIsgI-1248x770@El%20Correo-ElCorreo.jpg)
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«Parar una fábrica no es darle a un interruptor». Sobre todo, en mundos como el de la siderurgia. «Hay que hacerlo de manera programada, no se puede abandonar así como así. Quien ha decidido todo esto no sabe lo que es una fábrica». Lo dice Adolfo Rey, director gerente de la Federación Vizcaína de Empresas del Metal (FVEM).
A su juicio, el decreto lanzado por el Gobierno de Pedro Sánchez demuestra un «claro desconocimiento del proceso fabril». «Mucha gente tenía expediciones preparadas, tres camiones a punto de salir esta mañana...». Así que la gestión de esta crisis sanitaria, que cada vez más está derivando en una catástrofe económica, ha estado, dice, «mal planificada, improvisada».
Hay otra derivada. Ahora las fábricas están haciendo lo que pueden para adaptarse al escenario, para detener la actividad en el menor tiempo posible. Pero es que retomar el trabajo, lo que tarde o temprano terminará llegando, también debe ser algo planificado. No se puede arrancar de la noche a la mañana. Y aquí surge una nueva indertidumbre. «¿Vamos a poder hacerlo el día 9? ¿O en el último momento va a venir una nueva prórroga del estado de alarma?». Así «no se puede planificar nada... Es muy complicado», lamenta Rey. A ello se suma que «si salimos el 9 estamos en plena Semana Santa, así que no podrá haber acopio de materiales...».
La situación es delicada porque estamos hablando de un sector, el del Metal, vital para la economía vasca. Según el director gerente de FVEM estas actividades económicas suponen el 20% del PIB vasco y sólo en Bizkaia emplean a 35.000 trabajadores. Un pinchazo serio supondría un gravísimo problema para la prosperidad de la comunidad autónoma.
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De momento, hoy por la mañana las empresas se encontraron con un caos. «Gente que no sabía si tenía que venir a trabajar o no; otros que habían decidido no ir pero que luego se enteran de que hay una moratoria, con lo cual podrían haber asistido; gente que se fue el viernes a casa sin los ordenadores porque nadie se esperaba esto». También está, claro, la incertidumbre de quiénes se pueden enmarcar dentro de los servicios esenciales como parte de la cadena de valor, por ejemplo, del sector de la alimentación o la farmacia. «El decreto tiene muchas cosas ambiguas».
En cualquier caso, «se está parando la actividad industrial de Bizkaia, y eso supone un impacto grandísimo, requiere un esfuerzo... Debería haberse planificado», insiste Rey. También hay «mucha preocupación» entre los empresarios por la posible pérdida de clientes, esos que tanto ha costado ganar en un proceso de internacionalización que ha durado décadas.
Pese a todo, hay fortalezas. «Estamos en una industria que vive en un mundo global, acostumbrada a gestionar momentos de incertidumbre. Ya nos hemos enfrentado a la crisis de 2008». Sin embargo, aquello supuso una ralentización gradual de la actividad, que no llegó a detenerse en la mayoría de los casos. Ahora el cerrojazo, si nada lo enmienda, es total y de un día para otro. Algo insólito. Inédito. «Sí, es muy complicado». Lo bueno es que, aunque se paren las cadenas de producción, «la gente de planificación y gestión está trabajando para buscar soluciones».
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