![Qué es la culpa del superviviente, el trastorno que golpeará a los afectados por las riadas](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/11/01/paiporta.jpg)
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Además de las decenas de fallecidos y los cuantiosos daños materiales, las violentas riadas causadas por la dana tendrán un importante impacto psicológico en los vecinos de las localidades afectadas, sacudidos de lleno por una de las mayores tragedias naturales registradas en nuestro país en ... el último siglo. Muchos de ellos desarrollarán lo que se conoce como la culpa del superviviente, una alteración psicológica desencadenada por una experiencia traumática como la vivida por ellos y que consiste básicamente en una profunda sensación de culpabilidad por haber logrado sobrevivir a la furia de los torrentes de agua y lodo mientras decenas de familiares y conocidos perdían la vida.
La causa por la que aparece este síndrome, que ya fue observado entre los supervivientes del Titanic, de los campos de concentración nazis y de las grandes guerras en general, es una combinación de tres elementos psicológicos. «Por un lado, la huella emocional que deja en la persona un determinado evento traumático como un desastre natural, un accidente de tráfico o un atentado, por ejemplo. Este tipo de situaciones suelen desencadenar con facilidad un trastorno de estrés postraumático que está en la raíz de ese profundo sentimiento de culpa que tienen los afectados. Estas personas sufren una fuerte reacción emocional asociada a la ansiedad y a la angustia cada vez que los recuerdos de la tragedia vuelven a su mente, hasta el punto de que experimentan pensamientos intrusivos y continuos 'flashbacks' relacionados con esas vivencias», explica el psicólogo Tomás Santa Cecilia.
Por otro lado, en la culpa del superviviente también participa un sesgo cognitivo llamado 'teoría del mundo justo': «es una tendencia a asumir que lo que ocurre a nuestro alrededor pasa o debería pasar a través de principios morales. Es decir, nos lleva a presuponer que el mundo tiende a la justicia, a un equilibrio en el que el bien compensa lo malo que ocurre, como si lo que nosotros consideramos que es bueno o malo estuviese integrado en las leyes naturales», añade el especialista.
Por último, el tercer elemento que está detrás del síndrome del superviviente es un desajuste de la autoestima. «Al notar cómo esa experiencia traumática atrae hacia ella nuestra atención, llevándonos a evocar una y otra vez esos recuerdos de una manera muy intensa y dolorosa, y detectar a la vez que ese suceso no fue justo, a la persona le cuesta mucho verse a sí misma con buenos ojos, ya que constantemente está poniendo en duda su valor o lo bueno que tiene para ofrecer al mundo y a los demás».
Ayuda a los afectados
Atención psicológica: Explican los psicólogos expertos en emergencias que «decirle a una persona que acaba de perder a un familiar o su casa que no se preocupe o que todo va a salir bien no solo no sirve de nada sino que les hace más daño». Cuando una persona desconoce cómo actuar en una situación extrema, «lo mejor que se puede hacer es simplemente estar. Basta con un simple 'aquí estoy para lo que necesites», insisten los especialistas. Los psicólogos aconsejan no tenerle miedo a los silencios, «porque los silencios también sanan. No hace falta hablar todo el rato. A veces estar al lado de alguien durante una hora sin decir nada puede resultar de mucha ayuda. Ese gesto ya le consuela».
¿Cómo puede afectar a los supervivientes de las riadas esta alteración emocional? El psicólogo Tomás Santa Cecilia enumera cuatro de los principales efectos que puede desencadenar este síndrome en los vecinos de las localidades afectadas por la dana.
El primero es la tendencia a examinar su pasado continuamente: «Las personas que experimentan esta alteración tan solo pueden encontrar cierto alivio en recrearse en sus recuerdos y manipularlos de manera consciente, fantaseando con cómo habría sido comportarse de la manera adecuada en el momento decisivo. Pero esta dinámica lleva a que aún pase mucho más tiempo sufriendo por revivir esos recuerdos desde una perspectiva marcada por el pesimismo y la culpa», argumenta el experto. Otra de las consecuencias es que tienden a compararse constantemente. «Es decir, se ven impulsados con mucha frecuencia a pensar si su vida o su existencia merece la pena en comparación a la de otras personas de su presente o de su pasado».
El tercer efecto que suelen padecer las personas que han vivido una experiencia traumática son las tendencias autodestructivas. «La culpa del superviviente es uno de los elementos psicológicos vinculados a la ideación suicida y las autolesiones o los autocastigos. Eso sí, las autolesiones no suelen tener como objetivo suicidarse, sino castigarse y acallar momentáneamente el malestar generando el espejismo de que se está haciendo justicia», precisa el psicólogo.
También suelen tener problemas para gestionar las relaciones personales. «Como este síndrome tiene que mucho que ver con la forma en la que la persona afectada se relacionaba con los demás en el pasado, termina afectando al modo en el que se relaciona con el resto de la gente en el presente. De hecho, les cuesta hacer amigos y expresarse de manera honesta ante sus seres queridos porque se siente alienada e incapaz de conectar con el resto, entre otras cosas, porque cree que no lo merece».
La riada de agua, tierra, rocas y árboles que se llevó por delante el camping de 'Las Nieves' de Biescas hace más de un cuarto de siglo –murieron 87 personas y 200 resultaron heridas – marcó el nacimiento de la psicología de emergencias en nuestro país. «Fue a partir de entonces cuando se empezó a tomar conciencia de la necesidad de ayudar a los afectados a sobrellevar la catástrofe sobre el terreno, porque la psicología de urgencias es una especialidad que no solo interviene en los momentos más críticos, sino que también previene situaciones traumáticas en un futuro y, en ese sentido, la tragedia de Biescas nos enseñó a hacer las cosas de otra manera», recuerdan en el Grupo de Urgencias y Emergencias del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.
«Es un aprendizaje continuo», señalan los especialistas en este campo y ponen como ejemplo la diferencia entre el 11-M y el accidente de Spanair en un acto tan simbólico como la entrega de los enseres personales a los familiares de las víctimas. «En los atentados de Madrid, por ejemplo, con toda la buena intención del mundo los objetos se expusieron en una sala y los allegados tenían que desfilar entre ellos hasta que identificaban los de su ser querido. Era una situación muy incómoda para todos y además generaba muchísima tensión. Imagínate que te dan los objetos personales de tu hijo en una bolsa de basura. ¿Cómo te sentirías?», plantean.
Conscientes de esta «falta de tacto» en un momento tan delicado, los psicólogos de emergencias decidieron cambiar el protocolo cuando ocurrió el accidente de Spanair. «Ya no se enseñaron todos los objetos, sino solo aquellos que la gente echaba de menos. Por ejemplo, un familiar te decía: 'Mi nieto tenía un osito de peluche y queremos recuperarlo'. Lo que se hacía entonces era buscarlo, se enseñaba a los allegados para que lo identificasen y después se les entregaba en una bolsa de papel con el logotipo de la Guardia Civil. Fíjate la diferencia entre ambos casos. Desde fuera puede parecer una tontería, pero para las personas que están viviendo la tragedia es la diferencia entre sentir que no le importas a nadie o que te tienen en cuenta», precisan los expertos.
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