Repartamos culpas. Mirándonos a la cara. Todos llevamos pecado. Empezando por quienes insisten en que los chavales de ahora son peores que nosotros a su edad. Al final va a ser verdad que los jóvenes de los 80, 90 o principios del siglo XXI nos ... divertíamos reuniéndonos en bibliotecas para hablar del Ulises de Joyce mientras tomábamos Mirinda. Seamos sinceros. Se jugaba al kinito y se bebía en porrón mistela, clarete o lo que terciara. Y en las mismas calles que hoy ocupan otros. Lo único diferente era que, a veces, el vaso era de cristal y salíamos a la acera a tomar los tragos apoyados en coches. Por si no lo saben les diré que desde la noche de los tiempos los tasqueros se intercambian los vasos recogidos para que cada cual recupere su vajilla. Vamos, que manchábamos y rompíamos. Pero consumíamos en los locales la zona. Así que lo uno por lo otro. Pero nunca fuimos santos. Eso lo saben en Pozas y en toda calle tomada por la causa del ocio consistente en charla, cachondeo y bebida. Es algo que no deberíamos olvidar. De hecho, los padres y madres de esta juventud han bebido y manchado esas mismas aceras. Mear entre contenedores, en la puerta de un garaje o en un portal no es cosa de hoy. Ni dejarlo todo lleno de mierda. No hay nada más hipócrita que negar el pasado. O adornarlo. Pero, dicho ésto, repartamos más culpas.

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Subrayamos los derechos y eludimos las obligaciones. Sea entre nosotros o entre los hijos. Y los chavales, no podía ser de otra manera, asimilan lo que les interesa. Siempre ha sido así. Pero la cosa se ha enquistado tanto que la herida supura. Nos preguntamos por qué no hace nada la policía. Pues porque no pueden. Me decía un municipal que si saca la porra tiene que hacer un informe detallando los motivos. No les digo nada si pega un porrazo. Y no hablemos de zarandear más de la cuenta a un menor para detenerlo. Le cae la del pulpo. Lo mismo sucede con sus superiores y la justicia. Eres blando o eres opresor. Es más fácil multar al hostelero que permite un comensal más de lo que dice la normativa Covid que sancionar a una masa de gente joven. A lo que hay que añadir a los padres que justificarían a su hijo aunque fuera Hannibal Lecter. Y así nos va. Porque las nuevas generaciones respetan cada vez menos a la autoridad. La de casa o la de fuera. Y es culpa nuestra. Ojo, de la sociedad en general y no solo de los progenitores. Es chapuza de todos. Pero tampoco los jóvenes son inocentes.

A ver si me explico, chaval. Te hablo a ti, que un día peinarás canas. No se trata de que seas peor o mejor. Eres igual que tu padre, que tu madre o que yo. No has mejorado una mierda. Que lo sepas. Pero tienes los santos bemoles de hacer una «huelga estudiantil contra el cambio climático». Tal cual. Ese era el mensaje de la convocatoria. Bueno, ese y que la culpa de todo la tenemos los mayores de 50 tacos y las empresas de combustibles fósiles. Por no hablar del capitalismo atroz que, en su inmensa avaricia, devora a la madre naturaleza. Lo de que tú uses un móvil de última generación construido en países que se pasan por el forro el cambio climático y, lo que es peor, los derechos humanos te la suda. Lo escribo clarito y en lenguaje llano para que lo entiendas. Por cierto, comprar vía multinacionales on line que dominan el mundo es guay, porque el tendero de la esquina es un ladrón que forma parte del sistema. Ah, y lo de tirar litronas, cascos y plásticos en jardines o lugares donde hacéis el botellón, amén de ríos y playas, te parece de lo más normal. Ademas siempre son «los otros». Tú no. Tú te levantas al día siguiente y te vas a recoger la basura que dejó tu cuadrilla. Por no hablar de las meadas que dejasteis en los soportales y persianas de los negocios de la zona.-Tampoco es para tanto-diréis. Pues hazte esta pregunta. ¿Por qué no hay nadie que orine en su portal?. Siempre es en el de los demás. Por algo será. Y lo sabes. Pero te da igual. Al fin y al cabo la vida está chunga y el futuro oscuro. Mucho diploma y máster para cobrar una mierda. Y eso en el mejor de los casos. Así que sois rebeldes de botellón porque el mundo os ha hecho así.

No lo negaré. Lo tenéis mal. Pero al menos no seáis igual de hipócritas que vuestros mayores. Hasta los más viejos y canallas del lugar alucinan con esta nochevieja eterna de jueves, viernes, sábados y fiestas, tanto oficiales como oficiosas. Decid que lo hacéis porque os importa todo un bledo. Al menos habrá sinceridad. Y por favor, cuando termine la manifa ecologista recoged la pancarta. No sea que acabe tirada en una esquina mientras os vais a comentar el asunto en torno a un botellón.

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