Antonio, con sus maillots y su libro 'Accidente', de la editorial KDP, de Amazon. R. C.

El Alpe d'Huez de Antonio

Ciclismo ·

Un joven sevillano narra en 'Accidente' su lenta recuperación tras chocar a toda velocidad con su bici contra un coche y pasar 17 días en coma y otros tres meses en silla de ruedas

Sábado, 1 de febrero 2025, 00:32

Trabajaba en el Decathlon de San Sebastián de los Reyes y ese último domingo de febrero lo había pedido libre para poder participar en una carrera ciclista de aficionados en Badajoz. Pero hacía frío y tampoco se encontraba fino para competir, así que Antonio dijo ... a su jefe que iría a currar con el turno partido para poder dar unas pedaladas al mediodía antes de reincorporarse por la tarde en el área de bicis del megacentro de material deportivo.

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Antonio Prieto Navarro (Sevilla, 32 años) enfilaba a 52 kilómetros por hora la M-111, una carretera desdoblada con largas rectas y buena visibilidad, «cuando me comí un coche que estaba parado en el arcén. Realmente no sé qué pasó porque conozco bien esa carretera y pasaba por allí dos o tres veces por semana. Quizás pudo ser un desmayo... no lo sé», se sincera el joven, que no guarda ningún recuerdo del momento de la brutal colisión ni de los dos meses siguientes, 60 días en blanco. El golpe más fuerte se lo llevó en la cabeza, con lesiones cerebrales que le pusieron al borde de la muerte. «Llevar el casco me salvó, si no hoy no te estaría hablando, eso lo tengo clarísimo». El parte médico, lleno de daños en el sistema nervioso, era para echarse a llorar. Antonio ingresó de urgencia en la UCI de La Paz, donde permaneció 38 días, 17 de ellos en coma.

Tras salir de allí comenzó el periplo de su lenta recuperación, primero en un hospital de la Fundación Instituto San José especializado en rehabilitación neurológica y funcional, luego en el Centro Estatal de Atención al Daño Cerebral Adquirido (Ceadac) y finalmente en el hospital Carlos III, antes de regresar a Sevilla, su ciudad natal, donde residen sus padres y su hermana, fisioterapeuta, que siguen al pie del cañón, ahora y en los momentos más duros tras el accidente. Los peores fueron para él los tres meses que se tiró postrado en una silla de ruedas sin saber si algún día podría volver a caminar. «Siempre pienso en el disgusto que di a mis padres», dice Antonio, que no deja de agradecer a su familia, a sus amigos y a los médicos cómo se han volcado en su recuperación, recibiendo lo mejor de ellos.

Secuelas

Casi dos años después sigue progresando: aún no puede doblar la mano ni el codo del brazo derecho («si cojo un vaso de agua no me lo puedo llevar a la boca») y le cuesta vocalizar por una parálisis facial. «No hablo perfecto, pero me tenías que ver hace un año», y explica que ha aprendido a vocalizar cantando. «No sé cómo los que me escuchaban no se han operado los oídos», bromea.

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Antonio cuenta todo esto en un libro que ha titulado 'Accidente', donde sin edulcorar el giro que dio su vida aquel 26 de febrero de 2023, habla de constancia, de esfuerzo y sobre todo «de visión a largo plazo, de no agobiarte si no ves grandes avances porque lo importante es ir llenando la botella aunque las gotitas sean muy chicas». Él tiene un sueño, volver a subirse a la bici y pedalear por la M-111 y las mil carreteras que le quedan por disfrutar. «El ciclismo me ha quitado mucho, pero me ha dado más. Sea como sea, voy a volver a la bicicleta», afirma el autor de un inspirador 'Accidente' con el que sigue escalando su particular Alpe d'Huez tras haber ganado la general de su vida.

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