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Los violentos ataques contra Tesla despiertan el fantasma de los coches con ideología: estas son sus historias

El apoyo de Elon Musk al Trump más ultraderechista se ha traducido en una campaña de boicot a la marca, que ha pasado de ser un símbolo de los ejecutivos modernos respetuosos con el medio ambiente al 'antiwoke'

Viernes, 21 de marzo 2025, 00:18

Decenas de vehículos Tesla han sido atacados en las últimas semanas: un grupo anarquista calcinó una docena en un concesionario cerca de Toulouse (Francia), un sabotaje eléctrico paralizó la gigantesca fábrica que la marca tiene en las afueras de Berlín (están empleadas 12.500 personas) y en Estados Unidos se multiplican los actos vandálicos: han quemado cinco coches en un taller de reparaciones en Las Vegas y varios más en establecimientos de Kansas y Oregón. La Fiscalía estadounidense ha calificado estos ataques de «terrorismo doméstico» y el FBI también ha hablado: «Son delitos federales».

La campaña de violencia contra las propiedades de Tesla, motivada por el apoyo de su director general, Elon Musk, al Donald Trump más ultraderechista, ha llevado a muchos conductores incluso a poner en sus coches pegatinas de otras marcas. Algunos lo han hecho por miedo a que les vandalicen el coche; otros, porque no quieren verse asociados a una figura tan controvertida como Musk. «Lo de Tesla es mucho más que un boicot comercial. Es una cuestión ideológica», señala José Ortiz Gordo, psicólogo y director de Rookie Soul. «Tesla se había convertido en el coche de los ejecutivos modernos, de los triunfadores. Era el vehículo eléctrico del siglo XXI, tecnológico, caro y exclusivo, pero con una identificación con el cuidado al medio ambiente», señala Ángel Valencia, catedrático de la Universidad de Málaga. Pero desde el momento en que Musk, antes excéntrico innovador de éxito, se convirtió en «un consejero áulico» de Trump «la imagen de cierto progresismo que pudo tener la marca se difuminó para convertirse en el coche del conservadurismo, del 'Trumpismo'».

El de Tesla es el ejemplo más significativo de cómo un modelo de coche trasciende al plano ideológico. Pero en la historia de la automoción hay más modelos que han pasado de ser un producto industrial a convertirse en emblema de ideas políticas, causas o modos de entender la vida. Estos son algunos de ellos.

  1. España, 1957-1973

    Seat 600

«El 600 no era Franco, como puede asociarse el Tesla a Trump, pero detrás de aquel coche moderno y simpático que permitió a los españoles de los años 60 irse a Benidorm estaba España y España entonces era Franco», recuerda Ángel Valencia, catedrático de Ciencia Política, Derecho Internacional Público y Derecho Procesal de la Universidad de Málaga. El Seat 600 fue el coche del desarrollismo, el que puso al país sobre ruedas y permitió a la creciente clase media irse de vacaciones a la playa. «El éxito del 600 le vino muy bien al régimen, que se benefició de los valores que transmitía aquel vehículo: somos modernos, somos familiares y hasta divertidos». Coincide Ortiz Gordo, coordinador del grupo de psicología y marketing, publicidad y consumo del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, en que aquel utilitario sencillo «fue icónico» por muchos motivos. «Es el primer coche que la gente se pudo comprar y todos tenemos un recuerdo entrañable. Y, a nivel de imagen de país, simbolizó el progreso, el comienzo de la sociedad de consumo y la expresión de los beneficios de la industrialización en un país cuya economía crecía».

  1. Alemania, desde 1937

    Volkswagen

Nadie asocia a los hippies y a los surfistas que dormían con su 'California' en la playa con la Alemania nazi. Pero el origen, aunque olvidado, es ese. Hitler puso al servicio de sus objetivos a las grandes empresas alemanas, como Volkswagen, a quien encomendó fabricar 'el vehículo del pueblo', «pero la marca ha logrado que la gente se olvide de su origen creando modelos simbólicos», valora Ángel Valencia. Se refiere «a las furgonetas que se apropiaron los jóvenes de los 60 y el movimiento hippy»; al mítico 'Escarabajo', «cuyo diseño gustó mucho y se ha convertido en un vehículo de capricho»; o al Volkswagen Golf, «un modelo decisivo en la popularidad de la marca porque representaba la aspiración de los jóvenes». ¿Un proceso de 'blanqueamiento' de su pasado nazi? No cree José Ortiz Gordo que haya sido así «porque eso mismo lo ha conseguido creando los modelos más populares y simbólicos de Alemania».

  1. Francia, 1955-1975

    Citroën Tiburón

El presidente francés Charles De Gaulle viajaba a bordo de un Citroën DS Tiburón cuando salvó la vida en 1962 después de que una docena de hombres armados dispararan 187 balas contra su vehículo. Se había confirmado la leyenda de un modelo icónico que representó el poderío francés. «Un hecho fortuito como aquel ataque mostró lo seguro y confiable que era aquel coche, que representaba el buen gusto y el refinamiento francés», apunta el directivo de Rookie Soul. «Se convirtió en el coche nacional porque era el modelo que había elegido el presidente, que protegía así la industria automovilística de su país. También salía en los cómics de 'Tintín' y en las películas, de modo que se recuerda como uno de los símbolos de Francia de aquella época», completa el catedrático de la Universidad de Málaga.

  1. Japón, desde 1997

    Toyota Prius

Explica Ortiz Gordo que el reeditado Toyota Prius no se venderá en Europa -y tal vez tampoco en Estados Unidos- por elección. «Han decidido no fabricarlo en masa para proteger el legado de ese modelo tan mimado. La demanda es tan espectacular que lo han convertido en objeto de deseo». Sus fabricantes recogen así el fruto de una siembra anterior, el primer Toyota Prius, el coche de los 'progres' y los modernos, el que se compraban en Silicon Valley y el que empezaron a conducir los actores de Hollywood. «Era feucho, pero tecnológicamente muy avanzado», recuerda el psicólogo. Coincide Ángel Valencia en que aquel coche «no era ni bonito ni estilizado en el diseño», pero no lo necesitaba. «Fue el primer híbrido que se fabricó en masa e incorporaba tecnología triunfadora. La gente lo compraba porque era silencioso, consumía menos y era un producto amable con el medio ambiente. Fue el modelo que mejor desarrolló esta idea. Leonardo Di Caprio, que había hecho un documental sobre cambio climático, tenía uno y sigue siendo uno de los modelos que más se usa entre los taxistas».

  1. Alemania Oriental, 1963-1990

    Trabant

Fue el coche de la Alemania Oriental en los tiempos de la Guerra Fría, un utilitario casi de juguete que «pese a ser pequeño, casi de plástico, súper barato y con la potencia de una batidora», se erigió «en símbolo de la resistencia frente al capitalismo», esboza José Ortiz Gordo. «Se convirtió en la representación de la austeridad y el ingenio porque, sin usar materiales costosos, era capaz de mover a la gente. Como si dijera: 'Soy pobre, feo y lento pero soy libre». Una anécdota que contribuyó a su leyenda: la banda irlandesa U2 lo utilizó en una de sus giras.

  1. Alemania Occidental, 1963-1981

    Mercedes Benz 600

Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania afrontaba la fase de recuperación y Mercedes Benz se propuso fabricar un modelo extraordinario con el que llamar la atención del mundo. Lo logró el Mercedes Benz 600, que simbolizaba «no solo el dinero, sino el poder». «Era potente, un coche en el que podría viajar un presidente, ultra cómodo y tecnológico. Lo que mostraba era que quien lo conducía, de algún modo, ostentaba el poder». Y lo acabaron conduciendo gente diversa, «desde Elizabeth Taylor a John Lennon», recuerda Ortiz Gordo.

  1. Estados Unidos, desde 1964

    Ford Mustang

El Ford Mustang se ha convertido en el emblema de los denominados 'muscle car' (coches músculo), vehículos deportivos y potentes conducidos por 'tipos duros'. El Mustang debutó en el cine en 1968 en 'Bullit', una película de acción en la que el icónico Steve McQueen convertía el auto en un actor más. En la reciente franquicia de 'John Wick', el robo del Mustang al personaje interpretado por Keanu Reeves es uno de los detonantes de la película (el otro es el asesinato de un perrito). Hoy, este vehículo es casi el prototipo de modelo 'antiwoke'. «En sus orígenes, representó el sueño de juventud, la rebeldía. Era un coche que te decía: 'Molo mucho, pero no soy exclusivo como un Ferrari'», señala Ortiz Gordo. Se lo compraban los jóvenes y, con ello, «demostraban que el sueño americano era posible».

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