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H. R.
Domingo, 10 de abril 2022, 23:46
Canon
La consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, lo dejó claro durante la presentación del plan. «No puede resultar más barato verter un residuo que reciclarlo». Con esa premisa el documento establece las bases para que aquellos que más generen paguen un ... impuesto que sirva para contrarrestar ese extra. Desde hace varias semanas los técnicos del Ejecutivo analizan no solo la mejor forma de establecerlo sino también cuándo se instaurará y a cuánto ascenderá. El plan contempla también que se incrementen las inspecciones y sanciones para garantizar la adecuación de las instalaciones de gestión de residuos, así como su correcto funcionamiento. Para ellos se aumentará el personal.
Economía circular
Uno de los principales retos de cara a los próximos ocho años pasa por reducir la generación de residuos en un 30%. No hay recetas mágicas para ellos aunque la clave es el desarrollo de la economía circular, un plan en el que la gestión de desechos ocupa un lugar primordial. La sociedad y la empresa vasca deben llegar a 2030 habiendo cambiado por completo su forma de producir y de consumir. O lo que es lo mismo, para alcanzar este objetivo es necesario poner en marcha un nuevo modelo en el que se prime compartir, arrendar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes. Y no debe ser algo puntual sino que debe ponerse en marcha durante el mayor tiempo posible y en todos los pasos de la cadena.
Zonas urbanas
Para ello se han establecido objetivos para las principales corrientes de generación de residuos. Para el 100% de los establecimientos comerciales e industriales para biorresiduos, se ha pactado el siguiente calendario: antes del fin 2021, los que generan más de 50 toneladas al año; antes del 31 de diciembre de 2022 si producen más de 25 toneladas anuales y antes del fin de 2023, el resto. En los residuos de construcción y demolición, se pretende alcanzar el 100% en 2022. Las medidas para alcanzar esos objetivos van desde la realización de acuerdos entre administraciones para facilitar la gestión de determinadas corrientes en garbigunes, hasta la aprobación de normas que obliguen a certificar a través de un tercero la gestión de determinadas corrientes.
Plantas de revalorización
El Ejecutivo trabaja desde hace meses en la búsqueda de proyectos para implantar los medios necesarios para la revalorización y reutilización de los residuos no peligrosos. Sin embargo, este tipo de instalaciones se ha visto salpicado por la polémica en varias ocasiones. La última cuando el Ayuntamiento de Bergara denegó los permisos necesarios para poner en funcionamiento una planta de procesamiento de papel. Es solo una de las diez que se contempla poner en marcha en el plan y que permitirán «valorizar y volver a utilizar estos materiales como materiales secundarios». Los responsables políticos vascos ven este tipo de plantas como una oportunidad económica y de generación de empleo a futuro. Y está por explotar, ya que en la actualidad menos del 1% de los residuos de este tipo se tratan para su reutilización.
Almacenamiento ordenado
Actualmente acaban allí el 37% del total de desperdicios generados en el País Vasco. Y eso ha desbordado estas instalaciones. El accidente de Zaldibar y el cierre de Mutiloa y Larrabetzu han dejado la capacidad de almacenamiento vasca al borde de su capacidad. No es sostenible mantener el sistema actual, así que uno de los principales retos del plan de residuos 2030 es reducir al 15% la cantidad de material que se deposita en estas instalaciones. Otra de las medidas contempladas por el Gobierno vasco es cambiar la operativa de vertido mezclado actual y convertir esos espacios en depósitos donde los desperdicios se almacenen de manera ordenada para facilitar su posible aprovechamiento futuro. En el documento también se plantea convertir los depósitos de inertes, en los que sobra espacio, en vertederos de residuos no peligrosos.
Nuevos vertederos
De aquí a 2030, Euskadi generará «7,5 millones de metros cúbicos de vertidos de residuos no peligrosos» pero solo hay espacio para 6,3. Pese a ello, no se van a autorizar nuevos espacios de almacén. ¿Cómo se gestionarán entonces los residuos? Aplicando todas las estrategias de gestión contempladas en el plan y que incluyen reducir un 85% lo que se deja en vertedero. «Se habilitará la capacidad de depósito necesaria minimizando las actuaciones en nuevos espacios. Se aprovecharán suelos que ya han sido alterados para realizar rellenos, vertederos de materiales inertes u otras zonas ya contaminadas. Entre esas opciones de minimizar el espacio alterado en el territorio, se encuentra la de realizar modificaciones en los vertederos existentes que permitan disminuir la superficie nueva a ocupar», detallan desde el Ejecutivo.
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