![Clave de bóveda](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202106/24/media/cortadas/arana24-kt0C-U140815397424sfF-1248x770@El%20Correo.jpg)
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La denuncia efectuada por un investigador de la UPV/EHU respecto a la exigencia de perfil lingüístico para su puesto de trabajo recogida por este diario recuerda la situación de miles de personas que trabajan de forma similar en puestos condicionados sustancialmente por los requerimientos ... de mayor conocimiento del euskara de distintas administraciones. El asunto no es menor, no solo por su magnitud cuantitativa, sino también cualitativa. El esfuerzo de acomodación a cada realidad sociolingüística (no somos una comunidad homogénea) es «una de las claves de bóveda sobre las que se apoya el sistema», como señalaba el actual vicelehendakari primero del Gobierno vasco. Pero esa pieza que sostiene nuestra arquitectura institucional está sufriendo graves sacudidas.
De los últimos datos enviados al Parlamento vasco se desprende que hay municipios de Bizkaia y Gipuzkoa en los que el índice de puestos de trabajo con requerimiento lingüístico preceptivo ha saltado del 50% al 80% o incluso el 100%; cuadrillas alavesas en las que las exigencias se han duplicado o incluso triplicado, llegando a ser superiores a los dos tercios; departamentos e institutos dependientes de las instituciones comunes con requisitos según la normativa vigente por debajo del 50%, que están exigiendo el perfil al 70% de sus puestos (caso de la UPV/EHU) o incluso a la totalidad de los mismos.
Esto afecta de forma determinante a nuestra capacidad económica y estabilidad social en general, y al aprovechamiento eficaz de nuestros recursos humanos en particular, y por ello a personas con nombres y apellidos (porque trabajan competentemente en esos puestos), o aún a aquellas sin poder nombrarse, ya que regula las ofertas de empleo público que se realizan.
No se trata solo de regular puntualmente ciertas excepciones en cuanto a la necesaria pauta general (como en la Sanidad) de asignación de niveles, que en este caso la UPV/EHU aplica en el marco vigente, sino de ordenar el sistema de perfiles lingüísticos con criterios tan claros como proporcionales y flexibles. Criterios que no sacrifiquen recursos, y sepan separar las necesidades lingüísticas para satisfacer adecuadamente el servicio a la comunidad de aquellas cuya función es promover un mayor uso del euskara en el funcionamiento interno de esas instituciones.
Mejor organizadas, muchas personas podrían desempeñar hoy su trabajo de forma estable sin soportar la tensión de acreditar niveles máximos de competencia idiomática en euskara. Han crecido, felizmente, los hablantes activos en euskara y también sus hablantes pasivos, y esa situación, visible recientemente en Euskaraldia, debe reflejarse en las normas. Sin olvidar nunca que los avances hacia un bilingüismo más equilibrado deben partir siempre del respeto de cada realidad sociolingüística, «la piedra de bóveda» que citaba el vicelehendakari. Quien la remueve pone en riesgo la casa común.
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