«Habrá vacuna española porque hace 20 años que invertimos en investigar coronavirus»

- España invierte en ciencia el 1,2% del PIB, mientras que la media europea es el 2%. Estamos en el furgón de cola, por detrás de Portugal, Grecia y Polonia. ¿Cuándo saldremos de él?

- El presupuesto de este año tiene un aumento del 60%. Mucho más incremento tampoco podemos hacer porque el sistema tiene que absorberlo. La vocación es que estos aumentos que provienen de fondos europeos se consoliden dentro de tres años en unos que procedan de los Presupuestos Generales del Estado. El Pacto de Estado por la Ciencia que hemos propuesto es que en 2030 lleguemos al 3% del PIB, y el 1,25% corresponda a fondos públicos.

- En España la inversión privada también es escasa, ¿verdad?

- También. Aunque en el País Vasco, no. Aquí la ratio entre inversión pública y privada es parecida a la del centro de Europa, con más gasto privado que público. Nos corresponde a nosotros dar instrumentos en los que con una poca financiación pública se fomente una mucha inversión privada.

- Euskadi destina a ciencia casi el 2% del PIB mientras que Baleares y Canarias no llegan al 0,5%. ¿Acabará habiendo cuatro o cinco comunidades que sean los motores científicos del país mientras en el resto la I+D+i juegue un papel residual?

- Nuestras convocatorias son todas de concurrencia competitiva y, por lo tanto, el mejor se lleva más dinero. Eso va a seguir siendo así. Por otra parte, tenemos que fomentar la expansión de la excelencia, uno de los principios del Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE 2021-27. Para eso, por ejemplo, hemos creado, conjuntamente con las comunidades autónomas, unos nuevos fondos de I+D+i para quizá dirigirlos a nichos que puedan desarrollarse en regiones que tengan poca inversión.

- La principal industria nacional es el turismo. ¿Cómo casa con la innovación?

- Que haya comunidades muy ligadas al sector servicios en las que hasta ahora se haya invertido poco en I+D+i no quiere decir que no lo necesiten. Hay que ayudar al turismo con nuevos productos e ideas, con plataformas digitales, con más eficiencia en la gestión... No hay un sector económico que no dependa de la innovación para su sostenibilidad.

- ¿Es consciente de que la crisis del coronavirus ha sacado a relucir lo mejor y lo peor de la ciencia española, que tenemos muy buenos investigadores y que no disponen de los suficientes medios?

- Lo que ha ocurrido es que ahora la gente se ha fijado mucho más en el tejido científico y ha visto lo que nosotros ya habíamos visto. Parte de los incrementos de fondos tenemos que destinarlos a dar estabilidad a los investigadores. Ahí tenemos que trabajar muchísimo. Eliminar la precariedad en la investigación es la medida más efectiva para reducir las diferencias palpables entre hombres y mujeres y, por lo tanto, hacer aflorar muchísimo talento.

- Da que pensar que los líderes de los tres proyectos de vacuna del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sean jubilados y en sus equipos los investigadores fijos sean minoría.

- Cada uno de esos grupos tiene alguien que recogerá el testigo del investigador principal. Con Mariano Esteban está Juan García Arriaza, que tiene contrato fijo. Con Luis Enjuanes está Isabel Sola, una investigadora que tiene un potencial enorme. Durante la última década, todos los grupos de investigación de todas las áreas han tenido muchas dificultades y resultados muy variados en el tema de estabilización de plazas.

- ¿Los grupos que están desarrollando vacunas demuestran la importancia de invertir en ciencia básica, la que busca el conocimiento por el conocimiento?

- Sí. Gracias a que hace veinte años que financiamos las líneas de investigación en coronavirus y en virus 'Vaccinia', estamos a punto de empezar los ensayos clínicos de una vacuna española contra el SARS-CoV-2. Hay que fomentar la investigación básica a partir de las ideas de los propios grupos científicos.

- ¿Cuándo tendremos esa primera vacuna española?

- Dentro de un par de semanas o tres, tendremos los últimos resultados en modelos animales de la vacuna del equipo de Mariano Esteban, que es diferente a las actuales. Yo creo que habrá una vacuna española este año, pero todo depende de los ensayos clínicos.

- Según una encuesta del Pew Research Center, nueve de cada diez españoles cree que hay que gastar dinero en ciencia.

- Más o menos, siempre ha habido esa idea. Pero hay que afinar en lo que se refiere a cuánto gastamos en ciencia, a qué velocidad y, por supuesto, entonces en qué no gastamos.

- Porque los fondos son limitados y, si se da más dinero a la ciencia, habrá que quitarlo de otro sitio, ¿no?

- Ese es el debate que tenemos que tener. Una de las soluciones es equiparar los ingresos del Estado a los de los países que invierten más en ciencia, que también ingresan más. También se puede aumentar la eficiencia. Lo cierto es que alguien tiene que decidir cuánto gastamos en los problemas de hoy y cuánto gastamos en los problemas de nuestros hijos y nuestros nietos. No puede ser lo mismo, pero siempre hay que guardar suficiente para los hijos y para los nietos. La inversión en educación y en ciencia e innovación es lo que guardamos para nuestros hijos y nietos.

- ¿No cree que la permanente confrontación partidista ha dificultado el control de la pandemia?

- Como recién llegado a la política, me ha resultado muy chocante que haya personas cuya prioridad parece ser poner palos en las ruedas. Es como si vas en un coche y le tapas los ojos al conductor. Puedes no estar de acuerdo con el desvío que ha tomado, pero, si le tapas los ojos, nos la pegamos todos. En la mayoría de los países se ha hablado entre los viajeros, aunque siempre haya decidido al final el conductor. Lo que no puede hacerse es ir minando la labor del conductor. Creo que, dijera la gente lo que dijera, en cada momento hemos hecho lo que hemos creído mejor y hemos tratado de incoporar las ideas constructivas.

- ¿No se ha pecado de cortoplacismo, por ejemplo, al salvar las navidades en vez de optar por medidas duras, como sugerían muchos científicos?

- Eso son decisiones que requieren mucho detalle. En realidad, la mayoría nos hemos quedado prácticamente sin navidades. Y se han tomado medidas muy restrictivas sobre lo que se podía hacer. No es tan fácil acertar a priori. Luego, hay una pequeña parte de la población que no hace caso de nada... La gente se ha comportado de forma muy responsable, pero, en un fenómeno como este, unos pocos irresponsables pueden dar al traste con todo.