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La Agencia Espacial Europea (ESA) se prepara para la entrada natural en la Tierra del satélite ERS-2, que lleva sin funcionamiento desde el año 2011 cuando se le agotaron las baterías y el combustible. Entonces se le redujo la altitud para evitar que colisionase con otros satélites en órbita y ha ido perdiendo altura desde entonces hasta situarse en estos momentos a 80 kilómetros de la atmósfera. Será en ese instante cuando se produzca la entrada y comience a desintegrarse.
La mayor parte del satélite se perderá en la parte superior de la atmósfera pero existe un cierto riesgo de que trozos de gran tamaño lleguen a la superficie. Desde la ESA, aseguran a 'El Mundo', que tienen controlado el proceso. «Es seguro», insisten. Y desvelan que nadie corre peligro porque los restos del satélite caerán en el océano. Las posibilidades de que una persona salga herida por el impacto de un satélite es de 1 entre 100.000 millones.
Después de casi tres décadas en órbita, el satélite de teledetección ERS-2 de la ESA está programado para reingresar a la atmósfera de la Tierra este 21 de febrero. Lanzado sobre un cohete Ariane-4 desde el Centro Espacial Kourou en la Guayana Francesa el 21 de abril de 1995, el ERS-2 fue uno de los primeros satélites de observación de la Tierra de la ESA. ERS-2 monitoreó masas de tierra, océanos, ríos, vegetación y las regiones polares de la Tierra utilizando sensores de luz visible y ultravioleta.
ERS-2 se colocó en una órbita terrestre baja retrógrada, típica de los satélites espía y de observación de la Tierra, ya que permite a la misión obtener imágenes de sitios clave en el mismo ángulo relativo del Sol, un atributo útil para la interpretación de imágenes, informa Universe Today.
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