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La científica leonesa en el auditorio de la Universidad de Deusto. Ignacio Pérez

Sara García, la primera mujer española aspirante a viajar al espacio: «A la Luna no mandan a astronautas novatos»

La biotecnóloga y astronauta Sara García participa en la presentación en Bilbao de la nueva edición del premio Ada Byron, que obtuvo el año pasado

Viernes, 26 de enero 2024, 00:22

La bióloga molecular y astronauta Sara García (León, 1989) ha participado en la presentación, en la Universidad de Deusto, en Bilbao, de la nueva edición del Premio Ada Byron, galardón que distingue a mujeres del ámbito de la ciencia y la tecnología y que ella ... misma obtuvo el año pasado junto a María José Escalona, especialista en ingeniería del software. García, la primera mujer española aspirante a viajar al espacio, trabaja en el Grupo de Oncología Experimental que lidera Mariano Barbacid en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

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- Usted es astronauta en la reserva de la ESA. ¿Qué es eso?

- Europa tiene unas capacidades muy limitadas de enviar astronautas europeos en los vuelos tripulados, porque ahora mismo la única empresa que lleva vuelos tripulados al espacio es SpaceX. Todos los astronautas de la NASA, todos los astronautas en misiones privadas y todos los astronautas europeos. Tú no puedes ir al espacio cuando tú quieras. Tiene que haber una oportunidad y un pasaje en esas naves espaciales. Cómo Europa no puede garantizar eso a corto plazo, ha creado esta reserva. Lo que no va hacer es dar entrenamiento, con el coste que eso implica, ni tener en nómina a una plantilla de astronautas a los que no puede lanzar. ¿Qué ocurre? Que el sector espacial está creciendo exponencialmente.

- Por lo tanto...

- Se sabe que estas oportunidades van a llegar, pero no se sabe cuándo. De ahí la reserva. En el momento que hay una misión, que hay una oportunidad de vuelo, el astronauta de reserva entra. La tendencia es que a los astronautas de reserva se nos contrate, por así decirlo, como astronautas de proyecto. Pablo (Álvarez) y junto con él los otros cuatro astronautas de carrera de la misma promoción son personal de la ESA y serán astronautas desde ahora hasta que se jubilen. Nosotros, los de reserva, iremos entrenando por proyecto. Esto quiere decir que Pablo tendrá varias misiones espaciales, probablemente de seis meses de duración cada una, mientras que nosotros tendremos misiones de 15 días, 20, un mes, en función de las necesidades de la misión. Por ejemplo, dos de los astronautas de mi promoción que están en reserva, Marcus Wandt, sueco, y Sławosz Uznański, polaco, están ya asignados a misiones.

- Volarán.

- De hecho Marcus está ahora mismo en la Estación Espacial Internacional (EEI) en la misión Axiom 3 y Slawosz irá en la misión Axiom 4. Algo similar sería mi caso.

- Usted es científica y la EEI es un laboratorio orbital en el que se desarrollan numerosas investigaciones científicas. ¿Qué ventajas aporta trabajar en microgravedad?

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- Hay ciertos procesos físicos que ocurren en la Tierra, por la gravedad, que no tienen lugar en microgravedad. Hay fenómenos como la convección, la sedimentación... que no tienen lugar allí. Todas las mezclas ocurren por difusión. ¿En qué se traduce esto? En que se pueden estudiar nuevas propiedades de los materiales, se pueden crear nuevos materiales, nuevas aleaciones metálicas, nuevas formulaciones cristalinas, con propiedades que no se podrían simular en la Tierra.

-¿Algún ejemplo?

- Dos ejemplos que ya se han hecho y que forman parte de los resultados de la EEI publicados por la NASA en 2022. En la EEI ya se han construido retinas artificiales precisamente por esta capacidad, que permite hacer capas de proteínas fotosensibles muy homogéneas. Eso no se podría reproducir aquí a ese nivel de pureza. Y formulaciones cristalinas para nuevos fármacos que permitirían una administración a pacientes mucho más cómoda. Por ejemplo, una inyección en lugar de ciclos de quimioterapia durante horas.

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- Usted se dedica a la biología molecular del cáncer. ¿En su campo específico ya se ha hecho algo ahí arriba?

-Se han hecho muchas cosas. Desde hace 20 años, se lleva haciendo crecimiento de cristales de proteínas, porque en microgravedad se consiguen cristales de mayor tamaño y de mayor pureza. Luego, mediante una técnica de cristalografía que se basa en rayos X, tú entiendes la estructura tridimensional de esa proteína, que puede ser una diana terapéutica en cáncer, como es el caso que yo estudio. Si tú conoces todos los recovecos y todos los detalles de esa diana terapéutica, tú puedes diseñar un fármaco contra ella para aplicar luego en pacientes que tengan esa proteína alterada.

- Como científica, si pudiera diseñar su propia misión espacial, a la carta, ¿cómo sería?

- Realmente nunca la diseñaría yo en solitario: me parecería que me estaría perdiendo mucho. Intentaría sumar a mi barco al mayor número de mentes pensantes y científicos que trabajen en esto para ver cuáles son las mejores ideas que se pueden implementar y sacar adelante. Yo, por mi pasión, que me dedico a la investigación oncológica, que es a lo que me dedico, me gustaría que estuviera diseñada y enfocada en mi línea de trabajo. Ya que trabajo precisamente en crecimiento de cristales de proteínas y en estructuras tridimensionales para diseño de fármacos, intentaría hacer algo de eso.

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- Trabaja en el desarrollo de un fármaco contra tumores de páncreas y pulmón.

- Sí. Lo que tienen en común estos dos tipos de cáncer, que a priori puede parecer que no tengan mucho que ves, es que el origen, la mutación que los dirige, que hace que se desarrollen, es la misma. Es una mutación en un oncogén que se llama K-RAS, en cuyo descubrimiento estuvo involucrado el doctor Mariano Barbacid.

- Su jefe.

- De hecho es el investigador principal del grupo donde yo trabajo. Este oncogén se descubrió en los años 80 y casi 40 años después todavía no hay tratamiento, a pesar de que la mutación en este oncogén está presente en el 25% de todos los cánceres humanos.

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- ¿Entonces?

- La línea de investigación que yo llevo a cabo se basa en buscar dianas terapéuticas, es decir, moléculas que están en las células del cáncer alteradas por esa mutación que se ha visto en el laboratorio, que cuando las eliminamos de este tipo de cánceres los tumores se hacen más pequeños. Lo hemos visto en modelos de ratones modificados genéticamente. Lo que queremos ahora es traducir eso en algo que se pueda administrar a pacientes. Porque a un paciente no le podemos eliminar un gen, pero sí le podemos dar un medicamento que tenga el mismo efecto. Para conseguir desarrollar ese medicamento hemos tenido que aislar esa diana terapéutica y entender a nivel tridimensional cómo es para ver dónde podemos lanzar ese dardo que la destruya.

- ¿Se ve a si misma en la Luna? Literalmente, claro.

- (Ríe) ¿Por qué no? Sí, creo que podría darse la situación. Creo que en un futuro, 10, 15 o 20 años, esto estará mucho más asentado y habrá más oportunidades de ir a la Luna. Eso sí, para ir a la Luna antes hay que tener experiencia. No mandan astronautas novatos. Entonces, primero voy a poner mi foco a 400 kilómetros, baja órbita, y una vez que me haya estrenado como astronauta en baja órbita, podremos pensar en la Luna. Pero pasito a pasito.

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