Los retos de la ciencia para 2023

Ha sido una de las primeras noticias científicas del año. Un grupo de investigación internacional liderado por el laboratorio CIC nanoGUNE, con sede en San Sebastián, ha reconstruido por primera vez los ancestros del sistema de edición genética CRISPR-Cas y ha estudiado su evolución a lo largo del tiempo. La tecnología CRISPR-Cas consiste en cortar el genoma y repararlo donde se quiera mediante el uso de una especie de tijeras moleculares. Los resultados de investigaciones como esta podrían tener aplicaciones innovadoras en pocos años en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como el cáncer o la diabetes. Según 'Nature', es muy probable que en 2023 se apruebe la primera terapia de edición de genes CRISPR para tratar trastornos genéticos de la sangre.

El nuevo brote de covid-19 en China desafía, nuevamente, la capacidad para hacer frente a este virus, pero también a muchos otros. Tras el exitoso despliegue de las vacunas de ARNm durante la pandemia, una gran cantidad de ellas están en desarrollo para diversas patologías. Según recogía la revista 'Nature' en su número del pasado noviembre, la compañía de biotecnología alemana BioNTech y la farmacéutica estadounidense Pfizer comenzaron su ensayo de fase I de una vacuna de ARNm diseñada para proteger contra el covid-19 y la gripe que protege contra seis tipos de variantes de coronavirus, entre las que se encuentran el SARS-CoV-2 y Omicron BA.4/BA.5.

Además, ambas compañías están colaborando en el desarrollo de una vacuna a base de ARNm para reducir la tasa de herpes zóster y se espera que, en las próximas semanas, BioNTech inicie los primeros ensayos en humanos para las vacunas de ARNm contra la malaria, la tuberculosis y el herpes genital.

Por su parte, Moderna, en Cambridge, Massachusetts (EE UU), está realizando sus propias pruebas de este tipo de vacunas contra los virus que causan el herpes genital y el herpes zóster. Otros laboratorios están investigando la posibilidad de administrar vacunas contra el covid-19 utilizando aerosoles nasales de acción rápida, que ya han tenido éxito en ensayos con animales, pero su aplicación en humanos parece aún lejana.

Ha pasado un año desde que el Telescopio Espacial James Webb (JWST) se lanzara al espacio, y algo menos desde que nos deleitase con sus primeras imágenes del universo. Sus observaciones están solamente en una fase inicial y este año los astrónomos continuarán compartiendo los resultados que obtengan con él, sobre la evolución de las galaxias y los orígenes del universo. En 2023 se espera que despegue, además, el Telescopio Espacial Euclides, en desarrollo por la Agencia Espacial Europea (ESA), que orbitará el Sol durante seis años y capturará fotos para crear un mapa 3D del Universo. Con la ESA colaborará este año el CSIC en el proyecto Arrakihs, para la búsqueda de materia oscura. «Es la primera de este tipo que coordina España», resalta Martell

La Luna será la gran protagonista este 2023. Se espera que durante la primera mitad del año aterricen en su superficie varias misiones lanzadas a finales del 2022. Entre ellas, la misión japonesa HAKUTO-R Misión 1 que pretende posarse sobre el cráter Atlas, situado en la parte noreste de la Luna; la pequeña misión satelital de la NASA Lunar Flaslight, que usará láseres para buscar hielo de agua dentro de los cráteres más oscuros en el Polo Sur de la Luna; o la llegada del primer vehículo lunar de los Emiratos Árabes, el rover Rashid.

La tercera misión de exploración de la Luna de la Organización de Investigación Espacial de la India, Chandrayaan-3, aterrizará cerca del Polo Sur a mediados de 2023. Además, presenciaremos el primer viaje civil al satélite vecino. Un viaje de seis días a bordo del cohete SpaceX Starship, en el que embarcarán once personas. La nave, que sale de la larga lista de diseños precedentes, parte de un proyecto de Elon Musk, permitirá el transporte de carga y será reutilizable.

En abril, la ESA lanzará su misión Jupiter Icy Moons Explorer (JUICE) para estudiar el medio ambiente en el planeta gaseoso gigante y tres de sus lunas heladas. En septiembre, se espera que la nave espacial Osiris-Rex de la NASA traiga a la Tierra muestras, recogidas en octubre de 2020 del asteroide Bennu, con el fin de analizarlas y comprender mejor cómo se formaron los planetas hace miles de millones de años y cómo se originó la vida en la Tierra.

2023 también será decisivo en el impulso de la corriente Science for Policy. «La idea es que la evidencia científica se utilice para establecer o favorecer la toma de decisiones políticas, pues casi toda acción legislativa, independientemente del tema o nivel de gobierno, tiene un componente científico», afirma Martell. «En España se está trabajando en cuatro líneas principales: salud, alimentación, energía y el mundo digital, y desde el CSIC estamos elaborando un documento enfocado hacia distintas materias, como los incendios, las sequías, la desertificación o envejecimiento poblacional». Este movimiento cuenta con el apoyo de instituciones como la Unesco y la Unión Europea, que ofrece cursos sobre el tema.

La primera instalación de almacenamiento de residuos nucleares del mundo comenzará a funcionar el próximo año en Olkiluoto, una isla frente a la costa suroeste de Finlandia. El Gobierno finlandés aprobó la construcción del depósito subterráneo en 2015, para disponer de combustible nuclear gastado de forma segura. Hasta 6.500 toneladas de uranio radiactivo se empaquetarán en botes de cobre, que estarán cubiertos de arcilla y enterrados dentro de túneles de roca de granito a 400 metros bajo tierra. El material nuclear permanecerá sellado allí durante varios cientos de miles de años, momento en el que los niveles de radiación serán inofensivos. En Olkiluoto está situada una de las dos centrales nucleares de Finlandia.

Científicos estadounidenses lograron por primera vez, el pasado 5 de diciembre, obtener energía neta utilizando la fusión nuclear. Unos días más tarde, la física Kim Budil, directora del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en Estados Unidos, aseguró que «estamos a pocas décadas» de que la fusión nuclear se convierta en la energía limpia e inagotable que cambie el mundo. Así, los experimentos que se realicen este año captarán una gran atención. «Es un logro en el que se lleva más de 60 años trabajando y un avance muy importante. Aunque de momento se ha conseguido obtener poca energía en el proceso, se está trabajando en mejorarlo y seguirá dando de qué hablar en 2023, al igual que todo lo que tenga que ver con la captación y almacenamiento de energías renovables», declara a este periódico José María Martell, vicepresidente de Investigación Científica y Técnica del CSIC.