![El primer catamarán de pasajeros y los otros grandes inventos bilbaínos de Leonardo Torres Quevedo](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/09/25/Figura-6-Pruebas-del-Telekino-en-el-Abra-de-Bilbao-en-presencia-del-Rey-Alfonso-XIII-kFqG-U2201334061443iN-1200x840@El%20Correo.jpg)
![El primer catamarán de pasajeros y los otros grandes inventos bilbaínos de Leonardo Torres Quevedo](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/09/25/Figura-6-Pruebas-del-Telekino-en-el-Abra-de-Bilbao-en-presencia-del-Rey-Alfonso-XIII-kFqG-U2201334061443iN-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Como parte de su extensa cobertura de la visita de Alfonso XIII a Bilbao, 'El Noticiero Bilbaíno' contaba a sus lectores el 7 de septiembre de 1906 que el día anterior, «en las Arenas y frente al Club Marítimo del Abra, hubo también por la ... mañana mucha animación». El rey había asistido a una demostración: «Desde la terraza de aquella Sociedad hizo maniobras con notable precisión en un bote que se hallaba en el Abra, por medio del telekino de su invención, el ilustrado ingeniero señor Torres Quevedo».
El aparato en cuestión, pionero en el campo del control remoto, era un autómata que ejecutaba órdenes transmitidas en morse mediante ondas hertzianas, comandos que además podía memorizar. La patente original del sistema, parte de la documentación de sus desarrollo y las fotos de la demostración se pueden ver en la exposición temporal que Itsasmuseum dedica desde este jueves y hasta el 24 de noviembre a Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), ingeniero cántabro criado en Bilbao, ciudad en la que desarrolló buena parte de sus inventos, entre los que destacan el primer catamarán de pasajeros del mundo, el teleférico de las cataratas del Niágara y un buque portadirigibles.
Torres Quevedo «es una de las figuras más relevantes de la ingeniería naval de todos los tiempos», destacó Jon Ruigómez, director del museo marítimo bilbaíno, en la presentación de la muestra, que estará abierta hasta el 24 de noviembre en el espacio Carol Iglesias. La exposición está formada por 12 grandes paneles informativos, maquetas de tres de los barcos proyectados por Torres Quevedo –la lancha eléctrica controlada por el telekino, el buque campamento portadirigibles y el catamarán binave–, una reproducción del teleférico construido en el donostiarra monte Ulia, abundante documentación –patentes, cartas, notas manuscritas del inventor, informes y numerosos planos originales– y fotografías.
El comisario de la muestra, Francisco A. González Redondo, profesor titular de Historia de la Ciencia en la Universidad Complutense (UCM), destacó el proyecto de la binave, «el primer catamarán de pasajeros de la historia», ideado a partir de los catamaranes polinesios «y antecesor directo de los grandes barcos de casco doble que usamos cuando viajamos entre las islas Canarias o las Baleares». La construcción del prototipo de la binave «se completó en los astilleros Euskalduna de Bilbao». Pesaba 18 toneladas y tenía una eslora de 20 metros. Se puso en el agua a finales de 1917 y las pruebas de mar se realizaron en febrero de 1918.
«En 1930 el diario francés 'Le Figaro' definió a Torres Quevedo como 'el más prodigioso inventor de su tiempo'», citó González Redondo. De hecho, «con sus máquinas algébricas, el inventor cántabro se consolidó como el ingeniero matemático más destacado al finalizar el siglo XIX». Su sistema de «dirigibles autorrígidos, patentados en España y comercializados desde Francia y el Reino Unido hasta Rusia, EE UU y Japón, lo situó como un ingeniero aeronáutico de talla mundial en las primeras décadas del siglo XX». Su transbordador del monte Ulía en San Sebastián sirvió para el desarrollo posterior del transbordador del Niágara en Canadá, parte de cuyo recorrido entra en Estados Unidos. «Es el teleférico más antiguo de Norteamérica, sigue en activo y nunca ha sufrido un accidente».
La serie impresionante de logros tecnológicos proyectados y desarrollados con éxito por Torres Quevedo «no podría entenderse sin una referencia clave: Bilbao», insistió el profesor de la UCM. «A Bilbao se trasladaron sus padres a los cinco días de su nacimiento. En Bilbao pasó su infancia y estudió Primaria y Secundaria». También en la villa, «Pilar Barrenechea, marquesa de Vargas, lo declaró heredero universal de la considerable fortuna acumulada por su linaje, caudal que le permitió dedicarse a pensar en sus cosas».
Torres Quevedo editó en Bilbao su primer trabajo científico, la 'Memoria sobre las máquinas algébricas', su primera incursión en lo que en su futuro y en nuestro presente se llamaría inteligencia artificial. «Aquí ensayó el telekino, se creó la Sociedad de Estudios y Obras de Ingeniería que financió la construcción del transbordador del monte Ulía, primero, y del transbordador del Niágara, después. En Bilbao presentó el proyecto de dirigible transoceánico Hispania y, por primera vez, su aritmómetro electromecánico, entre otros». Una noticia de 'Le Matin', sobre los logros del ingeniero, y cuyo recorte se puede ver en la exposición, titulaba con asombro «La máquina podrá realizar el trabajo cerebral del hombre». En 1914.
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