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Premio a la ciencia 'inútil'
juan ignacio pérez
Jueves, 24 de junio 2021, 00:12
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juan ignacio pérez
Jueves, 24 de junio 2021, 00:12
El jurado del premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2021 ha reconocido la creatividad, tenacidad y acierto de los hombres y mujeres que han hecho posible un logro científico sin precedentes.
De las cuatro proteínas estructurales del virus SARS-CoV-2, hay ... una, la S (del inglés spike, espícula en español) que forma estructuras que sobresalen de su envoltura. Esa proteína es la 'llave' que permite la entrada del virus en el organismo humano porque es la que, por un lado, se une al receptor de las células que infecta y, por el otro, facilita la fusión de las membranas del virus y de la célula humana, permitiendo de esa forma que el genoma viral se vierta al interior. Una vez dentro, el genoma del virus hace uso de la maquinaria celular para producir miles de copias, y expandirse por el organismo y hacia el exterior. Las vacunas aprobadas en Europa hasta la fecha están diseñadas, precisamente, para lograr que el sistema inmunitario produzca anticuerpos contra la proteína S y, por tanto, contra el virus, impidiendo que prolifere en nuestro organismo.
Los cuatro científicos y tres científicas distinguidas han destacado, precisamente, por haber contribuido de forma decisiva al diseño de esas vacunas, utilizando diferentes tecnologías para ello. Se basan en la inyección en el cuerpo humano de moléculas que contienen las instrucciones para producir la proteína S. En un caso, la molécula inyectada es de ARN mensajero, que se administra en el interior de microcápsulas lipídicas; y en el otro, de ADN, utilizando un adenovirus como vehículo. Ambos procedimientos han demostrado una eficacia asombrosamente alta para evitar la enfermedad, especialmente en sus formas más graves.
Hace medio año, con motivo del inicio de la vacunación contra la Covid-19 en España, escribí en estas mismas páginas que el diseño y producción de las vacunas en tiempo récord -menos de un año- habían sido la mayor proeza científica de la historia, y califiqué el acontecimiento como un momento estelar de la Humanidad. Señalé entonces que la ciencia básica había resultado clave, gracias al conocimiento adquirido en campos tales como la bioquímica, genética molecular, inmunología, virología y otras disciplinas. Y también en el desarrollo de sus aplicaciones prácticas.
Nada de lo conseguido habría sido posible sin los avances en esas disciplinas. A menudo se califican de inútiles las investigaciones a las que no se atribuye una posible aplicación práctica a corto o medio plazo. Se otorga prioridad, en cambio, a otras investigaciones en virtud de su supuesta aplicabilidad. Resulta irónico, porque nadie puede garantizar que una investigación aplicada alcance sus objetivos y, sin embargo, sin la investigación básica subyacente, ni siquiera podrían llegar a formularse aquellos objetivos. A la postre, es la ciencia 'inútil' la que se revela de verdadera utilidad, esa ciencia 'inútil' que ha sido premiada ayer, la ciencia 'inútil' que está salvando millones de vidas humanas.
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