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Cada año se estrellan contra Júpiter entre 10 y 60 objetos de 5 a 20 metros de diámetro que se desintegran en su atmósfera y emiten durante un segundo un destello que puede verse desde la Tierra. Un astrónomo aficionado australiano, Anthony Wesley, descubrió el ... primero de esos impactos en 2010 y, desde entonces, se han detectado seis que ha analizado un equipo liderado por Ricardo Hueso, investigador del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco.
«Son impactos comparables en la energía que liberan al de Cheliábinsk (Rusia) del 15 de febrero de 2013. La velocidad de estos objetos supera los 60 kilómetros por segundo y la energía liberada equivale a la de explosiones nucleares», explica el astrofísico vizcaíno. Él y sus colaboradores saben ahora que la masa de los objetos se sitúa entre las 60 y las 1.000 toneladas. Además, aunque solo han visto seis desde 2010, teniendo en cuenta la mitad invisible de Júpiter y que el planeta no siempre se ve bien desde la Tierra, calculan que se registran de 10 a 60 impactos anuales de cuerpos de esas dimensiones, «entre 100 y 300 veces más que en la Tierra para objetos del mismo tamaño».
Once años después de empezar a estudiar el fenómeno, el investigador de la Escuela de Ingeniería de Bilbao y el francés Marc Delcroix han ganado por este proyecto el premio Gemini a la colaboración entre astrónomos profesiones y aficionados que concede la Sociedad Astronómica de Francia y la Sociedad Francesa de Astronomía y Astrofísica. El galardón, consistente en una medalla y 1.000 euros, premia el desarrollo de un 'software' gracias al que se han analizado más de 4.000 horas de observación del planeta, se han detectado impactos y se ha determinado su frecuencia.
«La colaboración entre astrónomos profesionales y aficionados es fundamental. Mientras nosotros podemos observar Júpiter con un telescopio de 2,2 metros en un observatorio unas 20 horas al año, los aficionados de todo el mundo acumulan miles de horas», indica Hueso. Todo empezó, de hecho, cuando en 2009 Anthony Wesley vio un día en el disco del planeta gigante «una mancha de cenizas del tamaño de África producto del impacto de un objeto de unos 500 metros, algo que no es fácil de ver en la atmósfera de Júpiter porque los vientos la barren en unas cuantas semanas».
Para detectar los destellos de impactos pequeños se ha necesitado que haya mucha gente mirando a Júpiter «con la tecnología adecuada, que no empezó a estar disponible hasta finales de la primera década de este siglo. Estos objetos pequeños son restos de otros más grandes que no podemos ver desde la Tierra».
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