La sonda 'OSIRIS-REx' ha completado a las 0.12 horas el segundo paso clave de la ambiciosa misión de toma de muestras de un asteroide. A más de 300 millones de kilómetros de nosotros, la nave de la NASA ha descendido sobre Bennu, ... una roca de unos 500 metros de diámetro, su brazo robot ha tocado la superficie unos segundos, ha disparado un chorro de nitrógeno, y ha capturado rocas y polvo antes de despegar. «Los datos preliminares apuntan a que la recogida de muestras de hoy ha tenido lugar según lo previsto. Más detalles una vez que todos los datos del encuentro se hayan transmitido a la Tierra», han tuiteado los responsables de la misión. Las muestras emprenderán viaje hacia nuestro planeta en marzo de 2021, cuando se abre la ventana para el regreso de la sonda a casa.
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La misión OSIRIS-REx –acrónimo de Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos y Exploración de Seguridad– tiene como objetivo analizar muestras de un asteroide para ahondar en el conocimiento de los orígenes del Sistema Solar, además del riesgo que pueden suponer para nuestra supervivencia los llamados objetos cercanos a la Tierra. Bennu es un asteroide potencialmente peligroso –su órbita se cruza periódicamente con la de nuestro planeta– y, por eso, es uno de los que vigilan los astrónomos. Pasará entre la Tierra y la Luna en 2135 y, a día de hoy, los científicos calculan que hay una posibilidad entre 2.700 de que choque contra nuestro planeta a finales del siglo XXII.
Se formó en los primeros 10 millones de años del Sistema Solar. Desde entonces, hace unos 4.600 millones de años, Bennu no ha sufrido alteraciones en su composición. Es un ladrillo original del Sistema Solar, una de las rocas a partir de las cuales se formaron los planetas y sus lunas. Muy rico en carbono, contiene otros compuestos esenciales para la vida tal como la conocemos, y es muy oscuro. Del tamaño del Empire State, fue descubierto el 11 de septiembre de 1999 y está lleno de agujeros: los científicos creen que del 20% al 40% de su volumen es espacio vacío.
La sonda de la NASA, equipada con seis instrumentos, despegó a su caza el 8 de septiembre de 2016. Dos años y tres meses después, en diciembre de 2018, entró en órbita del asteroide y empezó a cartografiarlo para eligir el lugar del contacto. La pasada medianoche, con Bennu viajando por el espacio a 100.000 kilómetros por hora, la 'OSIRIS-REx' descendió lentamente hacia el cráter llamado Nightingale, de 140 metros de diámetro, recogió muestras y se elevó. Si el intento hubiera fracasado, y la nave no hubiera sufrido daños, habría tenido por delante todavía otras dos oportunidades para hacerse con entre 60 gramos y 2 kilos de material del asteroide. Ahora, ya solo queda el viaje de vuelta.
La NASA prevé que 'OSIRIS-REx' y su tesoro emprendan el regreso a la Tierra en marzo de 2021. En septiembre de 2023, la cápsula con las muestras se separará de la sonda y entrará en la atmósfera terrestre. Tras su recuperación, se trasladará al Campo de Pruebas y Entrenamiento de Utah, una instalación militar a 130 kilómetros de Salt Lake City. La agencia espacial cree que llevará dos años catalogar y analizar las muestras, de las cuales al menos el 75% se preservará intacto en el Centro Espacial Johnson para el estudio por parte de otros científicos actuales y futuros.
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