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Un ballenato flota en el mar. Está muerto. Su madre se acerca e intenta reanimarlo varias veces. Finalmente, después de dar varias vueltas alrededor de su cría, se da por vencida y la abandona. Es un momento estremecedor y triste, pero cargado de gran belleza. ... Pocos minutos después, unas marmotas juegan como si fueran las protagonistas de una película de la factoría Disney. Puede parecer que estas imágenes se han grabado a miles de kilómetros, incluso en otro continente. Pero se han conseguido casi al lado de nuestra casa, en la naturaleza de Euskadi y Navarra. Son escenas de la fauna salvaje vasca grabadas por Avis Productions Nature Films, formada por Lexeia Larrañaga y Alex Gutiérrez.
'Natura bizia' es un largometraje, destinado a todos los públicos, que se estrena mañana en los cines. También tendrá versión televisiva, una serie en los dos canales de ETB de ocho capítulos con Alberto Iñurrategi como guía. Durante largas jornadas han recorrido prácticamente todos los parques naturales de Euskadi y Navarra: Aizkorri Aratz, Urbasa, Aralar, Urkiola, Gorbeia, Izkia y las Bardenas Reales. Deba, Zumaia, Jaizkibel, Urdaibai, las foces de Lumbier, Lekeitio, Salburua y la Llanada alavesa también encierran «acantilados verticales, un mar infinito, bosques llenos de magia y enormes montañas calizas» que sirven de hogar a distintas especies animales salvajes.
«Queríamos hacer algo sobre el País Vasco porque hay una naturaleza que merece la pena conocer sin necesidad de irse al otro lado del mundo», explica Larrañaga. Su pasión le llevó, junto a su pareja, a viajar siempre con una cámara y un trípode. Antes de 'Natura bizia' ya habían realizado otros trabajos, pero ninguno tan ambicioso como este.
tiempo y paciencia
Presentaron el proyecto a EiTB, que decidió entrar. Luego comenzó el peregrinaje por distintas instituciones y empresas para conseguir financiación. «Al final, hemos invertido más de tres años para poder hacer realidad nuestro sueño», explica la directora. «Gran parte del trabajo ha consistido en escondernos y esperar a que llegara la noche para poder salir sin que los animales nos vieran». Todo para que la calidad no se resienta, «y ha merecido la pena».
Lo más complicado ha sido captar las imágenes de los cetáceos. «Algunas son una verdadera lotería», han sido necesarias bastantes salidas en barco y dejar pasar muchas horas muertas. También ha costado localizar y grabar a una osa parda con sus dos juguetones oseznos -«los osos imponen mucho y cuando salimos del escondite de noche pasamos bastante miedo»- y al visón europeo, un animal especialmente escurridizo que sale de su guarida cuando ya ha anochecido. En el caso de una pareja de halcones que tienen un nido en un barranco, pusieron la cámara «antes de que llegaran a poner los huevos para que no recelaran».
«Los animales no son actores. Todos los que hemos filmado, salvo la mariposa, son salvajes y no vienen cuando les llamas. Tienes que estar ahí durante muchos días», comenta Lexeia Larrañaga. Algunos elementos que incluyeron en el guion original han desaparecido porque esas especies «no las encontramos, como el caso de los lobos. Casi todos los que se graban en los documentales se encuentran en cautividad; no encerrados, pero sí dentro de un espacio controlado», explican.
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