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El número es demasiado grande como para meterlo en un titular. Según ha determinado un grupo de astrofísicos a partir de mediciones hechas por el telescopio espacial 'Hubble' y el satélite 'Gaia', la Vía Láctea, la galaxia en cuyos arrabales vivimos, pesa 1,5 billones ... de masas solares. Como la masa del Sol equivale a 1.898 cuatrillones de toneladas - 1.989.100.000.000.000.000.000.000.000 toneladas-, multiplíquelos por 1.500.000.000.000 y tendrá el peso de nuestra galaxia. Si le abruma, no se preocupe. Es lo que pasa cuando hablamos de dimensiones y distancias en el Universo.
Solo un pequeño porcentaje de toda la masa de la galaxia corresponde, sin embargo, a sus 200.000 millones de estrellas -más de 26 por cada humano vivo- y al gigantesco agujero negro supermasivo central, de 4 millones de masas solares. La mayor parte -el 80%, según los cosmólogos- es lo que se conoce como materia oscura, una suerte de pegamento invisible que mantiene a las estrellas unidas en galaxias. Por cierto, según los últimos cálculos, en el Universo hay unos 2 billones de galaxias.
«Queremos conocer la masa de la Vía Láctea con mayor precisión para poder ubicarla en un contexto cosmológico y compararla con las simulaciones de galaxias en el Universo en evolución. No saber la masa precisa de la Vía Láctea supone un problema para muchas preguntas cosmológicas», asegura Roeland van der Marel, del Instituto del Telescopio Espacial. Las galaxias más ligeras tienen alrededor de 1.000 millones de masas solares, mientras que las más pesadas alcanzan los 30 billones. La nuestra pesa 1,5 billones de masas solares y mide unos 100.000 años luz de diámetro. Es decir, a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, la luz tarda en atravesarla unos 100.000 años.
Hasta ahora, los astrofísicos creían que la masa de la Vía Láctea podía oscilar entre los 500.000 millones y los 3 billones de soles. «No podemos detectar la materia oscura directamente. Eso es lo que llevaba a la incertidumbre en la masa de la Vía Láctea: ¡no se puede medir con precisión lo que no se puede ver!», explica Laura Watkins, del Observatorio Europeo Austral y directora del equipo que ha hecho el estudio, que se publicará en 'The Astrophysical Journal'.
Aunque no puede verse ni detectarse directamente, la materia oscura puede calcularse por su influencia en objetos como los cúmulos globulares, grupos esféricos de estrellas que orbitan un núcleo galáctico. Cuanto más masiva es una galaxia, más rápido se mueven sus cúmulos globulares bajo la fuerza de la gravedad, explica el Instituto del Telescopio Espacial.
Las observaciones del 'Hubble' y del satélite europeo 'Gaia' son complementarias. El objetivo del segundo es hacer un mapa tridimensional de los objetos de la Vía Láctea mientras que el telescopio orbital puede ver las estrellas más débiles y los cúmulos globulares más lejanos. El nuevo estudio ha combinado las mediciones de 'Gaia' para 34 cúmulos a 65.000 años luz con las del 'Hubble' de 12 cúmulos a 130.000 años luz. Eso ha permitido a los astrónomos calcular la distribución de la masa en la Vía Láctea a casi 1 millón de años luz de la Tierra y extrapolar a partir de ahí al de toda la galaxia. «Sabemos por simulaciones cosmológicas cómo debería ser la distribución de masa en las galaxias, por lo que podemos calcular cuán precisa es esta extrapolación para la Vía Láctea», dice Watkins.
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