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Los astrofísicos Jon Legarreta, agustín Sánchez Lavega, Ricardo Hueso, Santiago Pérez Hoyos y Teresa del Río Gaztelurrutia. Universidad del País Vasco
Las 'gotas frías' de Saturno

Las 'gotas frías' de Saturno

Astrofísicos de la Universidad del País Vasco estudian por primera vez un nuevo tipo de tormentas descubierto en el gigante gaseoso

Lunes, 21 de octubre 2019, 17:52

Imagínese que estalla una gota fría a la latitud de Málaga. Poco después se forma otra a la de Benidorm. Le sigue una tercera a la de Madrid. Y, por fin, una cuarta a la altura Burgos. A diferentes velocidades, unas van hacia el este y otras hacia el oeste. Cuando pasan unas cerca de otras, interaccionan y, al final, generan una perturbación atmosférica que rodea toda la Tierra entre las latitudes de Almería y Burgos durante meses. Pues algo así ocurrió en Saturno el año pasado con cuatro grandes tormentas, «una especie de gotas frías a lo bestia», en palabras de Agustín Sánchez Lavega, director de la investigación sobre el fenómeno que hoy publica la revista 'Nature Astronomy'.

«En Saturno conocíamos hasta ahora dos tipos de tormentas: unas gigantescas, de unos 20.000 kilómetros de diámetro en la cabeza, y otras pequeñas, de entre 1.000 y 2.000 kilómetros», explica el catedrático de Física Aplicada de la Universidad del País Vasco. La primera, «un fenómeno único en el Sistema Solar», se conoce como la Gran Mancha Blanca, se da cada 30 años en el hemisferio norte del gigante gaseoso y acaba rodeando todo el planeta con una banda blanca. «La de 1990, la última registrada, se movía a unos 1.800 kilómetros por hora y, en el interior de su cabeza, los vientos soplaban a 360 kilómetros por hora», indica el director del Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV, del que también han participado en el estudio Ricardo Hueso, Teresa del Río Gaztelurrutia, Santiago Pérez Hoyos y Jon Legarreta.

Estallido en cadena

Saturno es el sexto planeta del Sistema Solar y el segundo más grande después de Júpiter, con un diámetro de más de 120.536 kilómetros, diez veces el de la Tierra. Su rasgo más visible son los anillos; también los tienen Júpiter, Urano y Neptuno, pero no tan grandes. El 29 de marzo del año pasado, Maciel Sparrenberger, un astrónomo aficionado brasileño, descubrió con su telescopio de 32 centímetros una pequeña y brillante mancha blanca cerca del polo norte de Saturno, a los 67º de latitud norte. «En pocos días, la tormenta creció hasta los 4.000 kilómetros de diámetro, la distancia que hay de costa a costa en Estados Unidos». Dos meses más tarde, y con varios telescopios vigilando la región –incluido el 'Hubble'–, apareció una segunda tormenta un poco más al norte y, en los meses siguientes, una tercera y una cuarta, la última a los 74º de latitud, al borde del hexágono nuboso que existe sobre el polo norte.

En el recuadro, la cadena de tormentas próxima al polo norte de Saturno objeto del estudio. Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV / NASA / ESA

«Es la primera vez que vemos en Saturno un estallido de una secuencia de tormentas a diferentes latitudes. Hasta ahora, habíamos visto o las pequeñas aisladas o las gigantes. Nunca estas intermedias explotando secuencialmente a lo largo de una distancia de 8.000 kilómetros». Las cuatro se movían a velocidades y en sentidos –este u oeste–diferentes y, al alcanzarse unas a otras, provocaron una perturbación que alteró toda una banda del gigante gaseoso durante meses. «En nuestro planeta, este tipo de tormentas duran unos días, pero la primera de estas tormentas de Saturno estuvo activa más de siete meses», destaca Sánchez Lavega, cuyos trabajos sobre las atmósferas de otros mundos han merecido cuatro portadas de la revista 'Nature', algo que no ha conseguido ningún otro científico español. La primera, en 1990, y la última, en 2011, fueron por sendos estudios sobre la última Gran Mancha Blanca.

El equipo liderado por el astrofísico bilbaíno ha conseguido determinar que la energía de estas tormentas es intermedia entre las pequeñas y las grandes, pero desconoce el mecanismo que hace que se disparen sucesivamente a latitudes ascendentes. «Creemos que se generan por la ascensión de gas húmedo y caliente de las nubes de vapor de agua que hay a 200 kilómetros debajo de las nubes visibles. Hemos comprobado, gracias a imágenes tomadas por la nave 'Cassini', que se estrelló contra Saturno en septiembre de 2017, que la primera surgió dentro de un ciclón que fotografió esa sonda. Pero no sabemos qué hace que las tormentas se disparen en cadena y se mantengan activas tanto tiempo», dice Sánchez Lavega de una tormentas cuyo estudio sirve para conocer mejor cómo funciona la atmósfera terrestre.

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