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Euskadi es una tierra rica en biodiversidad, pero cada vez más animales y plantas están al borde del abismo. La expansión de los humanos y el desarrollo de la industria y otros sectores alteró su vida. Ahora, graves amenazas se ciernen sobre más de 370 ... tipos de seres vivos. Los recoge el catálogo vasco de especies amenazadas, que se amplió en 2013 por última vez y que las distribuye en cuatro categorías: en riesgo de extinción, vulnerables, raras y de interés especial. El lobo se incluirá en este último apartado, el de menor protección.
Según este inventario, que es dinámico, 113 son muy vulnerables –de las que 44 pertenecen a la fauna–, y es muy probable que otras 88 – 24 de ellas del mundo animal– desaparezcan de la faz de la comunidad si no se ponen en marcha medidas efectivas: desde insectos como una libélula, almejas de río o seis tipos de murciélagos y aves rapaces, como el quebrantahuesos, del que solo queda una pareja compartida con Navarra. No todas las especies tienen planes de gestión aprobados por parte de las diputaciones. Los ecologistas denuncian que, además, muchos se quedan «en papel mojado». Demandan presupuestos reales para preservar la biodiversidad de Euskadi y formar parte de las comisiones de seguimiento. Para Andrés Illana, de Ekologistak Martxan, las especies «sobreviven a pesar de las instituciones». Pone el caso de las cigüeñas, que viven una suerte de resurgir que se hace notar, especialmente, en Orduña. Critica, por ejemplo, que la única pareja de águila perdicera que criaba en Álava ya no «lo hará».
Uno de sus polluelos murió por ingesta de alimentos con plomo. Anidaban justo sobre un coto de caza y precisan tranquilidad. Aitor Zulueta , director de Patrimonio Natural y Cambio Climático del Gobierno vasco, explica que en la actualidad se tramita una nueva Ley de la Naturaleza que reagrupará en tan solo dos categorías –en extinción y vulnerables– a todas las especies.
«El objetivo no es que haya menos catalogadas, desde luego. Implicará que se incremente el grado de protección sobre las mismas en la mayor parte de los casos, tras un estudio minucioso de la situación de cada una», expone. ¿Pero cuál es la causa de que muchas estén al borde de desaparecer? Básicamente, nosotros. «El cambio climático, la destrucción de sus hábitatas, incendios forestales, el encauzamiento de los ríos y la actividad económica en sus riberas...», enumera Jonathan Rubines, del Colegio de Biólogos de Euskadi. La introducción de especies invasoras les ha dado la puntilla. Por ejemplo, el cangrejo americano contagia una enfermedad mortal al cangrejo de río común, gravemente amenazado.
Aunque en peligro, Euskadi sigue contando con joyas valiosísimas, como poblaciones de visón europeo. «En el mundo, sólo quedan poblaciones aquí y en regiones limítrofes, el Danubio y Rusia», explica Jon Garrastatxu, coordinador de WWF en Bizkaia. Las diputaciones han dado jaque mate a su principal rival, el visón americano, que invadió toda la comunidad después de que se produjeran sueltas y fugas en las granjas peleteras. Le hace la competencia y lo desplaza al ocupar su nicho ecológico.
Se han sacrificado más de 800 en la última década. En el caso de las aves, mientras, la escasez de presas, la falta de entornos calmados para reproducirse, los venenos utilizados en la agricultura, los tendidos eléctricos y la caza indiscriminada han sido los factores más determinantes de su escasez . Una unidad especializada de la Ertzaintza persigue estos delitos. En 2016, 36 aves incluidas en el Convenio de Bonn de especies protegidas– entre ellas el halcón peregrino– fueron abatidas de manera ilegal. En los dos últimos años no ha habido multas por delitos relacionados con el catálogo, pero la Agencia del Agua, Ura, puso en marcha casi 200 expedientes en 2018. De ellos, 56 por vertidos susceptibles de contaminar las aguas, 111 por obras en ríos o marismas sin autorización y 13 por aprovechamientos indebidos de los ríos.
Acciones, todas, que perjudican al visón, a las nutrias y a los peces. En Euskadi también hay 58 especies de flora en extinción y otras 78 vulnerables, según remarca Amador Prieto, otro biólogo colegiado especializado en botánica. «La situación no es buena, aunque se están dando algunos pasos. Se han descubierto nuevas poblaciones de algunas especies, como del laurel portugués en Álava. Incluso ha aparecido una especie que se daba por extinguida, la amapola marina en la playa de La Arena de Muskiz».
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