S. Osorio
Miércoles, 13 de septiembre 2023
La agresión sexual sufrida por la reportera de Cuatro, Isa Balado, en pleno directo no es ni mucho menos la única en el gremio. Muchas profesionales de la comunicación han sido víctimas de un trato vejatorio por parte de hombres que les han plantado ... un beso o les ha tocado alguna parte de su cuerpo sin ningún tipo de consentimiento mientras realizaban su trabajo.
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Para muestra, varios ejemplos sonados. Uno de ellos, en Euskadi, cuando una reportera de ETB conectaba en directo con el teleberri para informar sobre celebración del pase del Athletic a la final de la Copa del Rey en el año 2009 y un aficionado rojiblanco simulaba un acto sexual detrás de ella. El vídeo se hizo viral y se convirtió en el tercero más comentado del día en Youtube en España. Aquella acción tuvo repercusión, pero en aquellos años la sensibilización hacia las conductas machistas todavía estaba floreciendo y la reacción de ETB fue cortar rápidamente la conexión.
En solidaridad con Isa Balado, su compañera de Cuatro, Verónica Sanz, recordó ayer en su cuenta de Twitter el calvario que sufrió en una retransmisión en directo de la famosa 'Tomatina' de Buñol, en 2011. La periodista tuvo que encaramarse a una ventana ante las «apreturas y tocamientos» de los que fue víctima. «Me pellizcan el culo», relató micrófono en mano y visiblemente agobiada por la situación. Ocurrió hace 12 años y, según ha escrito en su perfil, no se sintió apoyada. «Ya está, hoy sería diferente, que es lo que cuenta», ha escrito.
Otro ataque lo sufrió la redactora de Radio Televisión Canaria (RTVC), Raquel Guillán, en 2019 cuando un espontáneo le interrumpió mientras informaba de la intensa calima en el archipiélago. Le besó de forma totalmente imprevista y sin su aceptación. Al año siguiente, un juzgado de Lanzarote le condenó por acoso y el hombre tuvo que pagarle una multa de 2.410 euros, además de no poder acercarse a la reportera a una distancia inferior a 300 metros de su domicilio, lugar de trabajo u otro lugar frencuentado por ella durante 16 meses.
Por su parte, María Gómez, reportera de Mediaset, tuvo que aguantar de forma reiterada las agresiones sexuales de hombres durante la retransmisión del Mundial de Fútbol de Rusia. Un hincha se le acercó corriendo para intentar darle un beso en la mejilla. Tras sorprender a la joven, el individuo huyó del lugar a la carrera. Horas después de lo ocurrido, la periodista se pronunció en redes sociales y fue tajante: «Quería aparcar un poco este tema, pero he decidido publicar el vídeo para que esos que dicen que exageramos y que esto son sólo bromas me expliquen dónde está aquí el chiste, por favor. Es que yo no le veo la gracia y sigue sin parecerme normal. Un saludo».
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Otro episodio machista en el mundo del fútbol fue el vivido por la periodista de ESPN, Gemma Soler. Durante un directo en el exterior del estadio Mestalla en Valencia, la reportera se vio rodeada de aficionados colombianos cuando uno de ellos, partiéndose de risa, le agarró para intentar darle un beso.
No lo consiguió porque la reportera, con gesto muy serio y visiblemente molesta, opuso resistencia pero quedó grabado para los ojos atónitos del telespectador. Tras esta incómoda situación, Gemma escribió en su Twitter un mensaje dirigido al agresor o a sus conocidos: «Si alguien conoce al impresentable, le dicen de mi parte que la próxima vez que tenga ganas de dar un beso sin consentimiento se amorre a un vertedero de estiércol».
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También en el mundo del deporte, pero en este caso en una cancha de tenis, la periodista de Eurosport Maly Thomas recibió un beso a la fuerza por parte del tenista francés Maxime Hamo. Fue en el año 2017 en Roland Garros. Tras ser eliminado en primera ronda, cuando fue entrevistado, el deportista pasó su brazo por encima del hombro de la reportera y la besó varias veces, pese a que ella trató de zafarse. La difusión del vídeo de la secuencia a través de las redes sociales desató una gran polémica en Francia y la consiguiente decisión del torneo de expulsar al tenista, número 287 del ranking por «comportamiento inapropiado».
Un año antes, durante la celebración del Carnaval de Colonia, Esmeralda Labye, reportera belga del medio Haberler, se desplazó a la ciudad europea para realizar un informe acerca de los casos delictivos producidos en el festival, entre los que se encontraban los relacionados con el acoso sexual. Acabó siendo víctima. Durante la retransmisión de uno de los directos de la periodista, se observa cómo un joven en mal estado realiza durante unos minutos la simulación del acto sexual a su espalda. El vídeo completo de la intervención de Labye no está disponible ni en la web de Haberler ni en las redes sociales debido a que se decidió retirarlo.
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Hoy en día, estos ataques, que no garantizan la libertad sexual de las mujeres, están tipificados como agresión sexual, por lo que si la víctima denuncia y declara que no ha habido consentimiento, el agresor se podría enfrentar a una pena de entre uno y cuatro años de cárcel.
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