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Macarena Tejada
Viernes, 22 de marzo 2024, 09:33
Andoni se marchó sin despedirse, cuando nadie se lo esperaba. Fue un domingo del pasado mes de noviembre. Se dirigía a entregar la Harley Davidson que acababa de vender. Había cogido la moto y circulaba por Azkoitia, sentido Zumarraga. Le seguían por detrás, en coche, ... su esposa y su hijo. El plan era entregar el vehículo a su nuevo dueño y, después, regresar a su casa, en Azpeitia, con su familia. Pero nunca volvió. Sufrió una salida de calzada y fue arrollado. Murió y, en ese instante, la vida de Idoia Etxeberria, su mujer, se paró de golpe. «Aquel día tan triste y en ese momento tan oscuro empezó el nudo» que, de momento, no le ha abandonado. Al menos no del todo, según expresa en una carta pública que ha sido enviada a este periódico, en la que denuncia el «infierno administrativo» que se sufre tras la muerte de una pareja.
Andoni tenía 52 años cuando falleció. Era el marido de Idoia, pero también era «un padre querido, un familiar cariñoso, y el amigo del alma de muchas personas». Han pasado cuatro meses desde su muerte y todas esas personas le recuerdan cada día. El duelo no está siendo fácil. «Los trámites administrativos y todo el papeleo que nos han pedido desde el primer día casi nos enloquece», se lamenta ella, que está «enfadada y cansada» con la situación, ya de por sí complicada tras la pérdida del que era su «compañero de vida».
Aún en la actualidad, «no podría decir todo lo que pienso», admite. Cuando le preguntan qué tal está, se limita a responder con un par de palabras. 'Aquí, poco a poco', dice. «Cuando pasan los primeros días tras la muerte, para una parte de la población termina todo, pero es ahí cuando empieza el verdadero infierno», asegura la viuda de Andoni. «Los pagos que trae el fallecimiento de por sí, el tanatorio, las asesorías, las aseguradoras, el abogado, el notario... Desde la administración piden todo tipo de papeles, de todos los colores y tamaños, documentos y justificantes... Y también el juzgado y el banco».
Son momentos complicados. Una vez finalizado el tanatorio «llega la verdadera soledad y el miedo. En medio de un gran problema, te sientes desnuda», se lamenta Idoia, que «no» logra entender cómo, «en una situación tan difícil la administración no toma partido para ayudar y, en cambio, sí para ahogar». Y subraya la actuación del «banco y las compañías aseguradoras», a quienes se dirige de forma directa: «¡Me habéis dejado en carne viva, iros por ahí! Me habéis enfadado, ¿acaso voy a poder tranquilizarme en algún momento?», se pregunta después de todo lo sufrido.
Tiene «miles de preguntas y centenares de explicaciones... Mucha rabia, cansancio y lágrimas por llorar. En medio de esta locura», se aferra a sus seres queridos, su «familia, amigos y terapeuta» han sido, y siguen siendo, su «sostén», y les está «muy agradecida». De todos modos, su «dolor, pérdida y falta van a ser para siempre». Tu mujer Idoia «te quiere, Andoni».
HIL ALA BIZI
Ez dakit nondik hasi, amaieratik hasiko naiz, Andoni hil da.
Zmz? (zer moduz?) - galdetu didate
Hamentxe, pixkanaka….- erantzun diet
Esango banu, sentitzen eta pentsatzen dudan guztia…
ezingo nuke. Hasi, hasi naiz idazten, ez dakit nola amaituko dudan, amaitzen badut.
Korapilo nekagarri eta askaezin haundi honen hasiera bai, badakit non eta noiz izan zen. Nere senarra, bizitzako bidelaguna zena, semearen aita maite, senideen kuttun, eta askoren bihotzeko laguna, moto istripuz hil zen errepide zeken horretan eta egun triste horretan, une ilun horretan hasi zen korapiloa.
Orain, hau idaztera ekarri nauen arrazoiari eustea hobe, haserreak eta nekeak gain hartu aurretik.
Lehen egunetik, heriotzari dagozkion tramite eta paper guztien eskaerek ia erotu gaituzte. Heriotzaren lehen egunak igarota, gizartearen zati batentzat bukaera denean, orduan hasten da benetako infernua.
Heriotzak berak dakarzkien ordainketak, ehorztetxea, aholkularitza, aseguru etxeak, abokatuak, notaritza...
Administrazioak eskatutako kolore, neurri eta mota guztietako paper, dokumentu eta ziurtagiriak, hala nola, epaitegiak eta bankuak.
Hemen dator benetako bakardadea eta beldurra, gatazka haundi baten erdian, biluzik.
Ezin dezaket ulertu, une larri horretan, administrazioak nola ez duen esku hartzen laguntzeko, eta ez itotzeko. Aurrez esanda ere, gorriz azpimarratu nahi nituzke, bankuak eta aseguru etxeak. Haragi bizitan utzi nauzue, zoazte pikutara!
Haserretu nauzue! baretuko ote naiz?
Millaka galdera, ehundaka azalpen... zenbat amorru, neke eta negar malko.
Erokeriaren erdian, nire kasuan, familiak, lagunek eta terapeutak eutsi naute. Eskerrikasko.
Nire miña, galera eta gabezia betirako izango dira.
Maite zaitut ANDONI
Idoia Etxeberria Olaizola
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