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susana zamora
Domingo, 29 de septiembre 2019, 01:17
Thomas Cook es ya un barco hundido, aunque hace mucho tiempo que perdió el rumbo. En un océano incierto de deudas, suspensiones de pagos y cabreo de turistas, es un pecio del gran buque insignia de los paquetes vacacionales con flota de aviones propia ... y agencias de viajes en todo el mundo.
Peter Fankhauser (Suiza, 1960), al frente de la nave desde 2014, lo vio venir: aquellas 'vacaciones todo en uno' que habían inventado ya no estaban de moda. El turista ya no los necesitaba, se las diseñaba él mismo y las cuentas empezaron a no cuadrar. En mayo de este año, las pérdidas rozaban los 1.700 millones de euros. Sin embargo, Fankhauser, consejero delegado de Thomas Cook en el momento de su quiebra el pasado lunes, siguió asegurando a sus clientes que había recursos suficientes para seguir operando. Creía, como ocurrió en otras ocasiones, que el milagro se produciría y que sus acreedores volverían a confiar en una marca con 178 años de historia. Pero no fue así.
El exitoso hombre de negocios, que repetía a modo de mantra que había que dar siempre lo mejor de sí mismos y no preocuparse del sueldo, disfrutaba, sin embargo, de un salario de 725.000 libras, más 82.000 en beneficios y 217.000 en aportaciones para la pensión. En total, 8,3 millones de libras en los últimos cuatro años, incluida una bonificación de 2,9 millones de libras en 2015. Unas cifras que, a la vista de los acontecimientos, han escandalizado a sus más de 20.000 trabajadores en 16 países, ahora en la calle, y a los más de 600.000 turistas que han quedado varados en ciudades de medio planeta.
La bancarrota de Thomas Cook es el mayor revés que ha sufrido Peter Fankhauser en su dilatada trayectoria profesional. Aunque nació en Trub, un pequeño pueblo de apenas mil habitantes perteneciente al cantón suizo de Berna, creció en Burgdorf, una localidad cercana, situada en la entrada al valle de Emmental (conocido por su popular queso). Allí forjó una exitosa carrera como deportista, que lo llevó a participar en competiciones nacionales con su equipo de gimnasia artística. Una etapa de la que guarda buenos recuerdos, pero a la que culpa de los fuertes dolores de espalda que sufre. Pese a todo, mantuvo hasta el final la costumbre diaria de correr los últimos diez kilómetros hasta llegar a su oficina, mientras su chófer le seguía los pasos y custodiaba sus pertenencias en el interior del coche.
Muy aficionado al 'snowboard', se dejaba ver con frecuencia por la estación de esquí de Valais (Suiza). Pero su verdadera pasión era otra, porque aquel niño «bueno» que se pasaba 18 horas a la semana entrenando como gimnasta lo que realmente quería es ser piloto de combate. Sin embargo, la negativa de su padre a que continuara por esa arriesgada senda lo llevó finalmente a cumplir con el servicio militar y a prolongarlo hasta que alcanzó el rango de oficial. «Aquella experiencia me marcó y me enseñó con tan solo 20 años cómo había que liderar un equipo de 50 personas y dirigir una sección de tanques», recuerda el ejecutivo suizo, para quien la división de infantería motorizada 'Panzergrenadieren' fue la «escuela más dura» de su vida.
Deporte y milicia imprimieron carácter y disciplina en un hombre que con sus grandes ojos oscuros, mandíbula pronunciada y pómulos altos, transmite una frialdad impostada, ya que en las distancias cortas saca a relucir su sentido del humor y divierte con anécdotas, como las de su «peor viaje». «Fue una escapada improvisada a Ámsterdam, sin reserva de hotel, y no reparamos en que la capital conmemoraba el cumpleaños de la reina holandesa. Pasé la noche en un hotel con cucarachas», lamentó durante un acto público con su característico y marcado acento alemán, aunque hablase en inglés.
Pese a esa imagen de tipo duro, Fankhauser mostró ser un hombre sensible durante una de las crisis más graves que vivió Thomas Cook cuando Christi Shepherd, de siete años, y su hermano Bobby, de seis, murieron por un escape de gas mientras dormían en un hotel de la compañía en Corfú. Fankhauser ignoró las recomendaciones de sus abogados y se reunió con los padres. «Me siento avergonzado por la actitud despiadada de mi empresa», confesó.
Casado en segundas nupcias con la italiana Raffaela Cassani y con tres hijos (uno de su primer matrimonio), el ejecutivo suizo permanece estos días recluido con su familia en una mansión, valorada en dos millones de libras pero en la que vive de alquiler desde hace dos meses (paga 6.000 libras mensuales), en el condado inglés de Surrey. Allí, varios guardias de seguridad contratados esta semana tras la quiebra de Thomas Cook se aseguran de que ni la Prensa ni curiosos los molesten.
Fankhauser, que estudió Ciencias Políticas en la universidad suiza de St. Gallen (HSG), en donde es profesor honorario desde 2018, dio sus primeros pasos en el sector turístico de la mano del turoperador Kuoni. Desde entonces, su carrera siempre fue ascendente. Ahora, solo queda saber quién lo rescatará de esta enorme caída.
Carrera. Estudió Ciencias Políticas en Suiza, tras una exitosa carrera deportiva que lo llevó a participar en campeonatos nacionales de gimnasia artística. Fue, incluso, profesor de aeróbic. Tras prohibirle su padre ser piloto militar, probó suerte en el negocio de los viajes.
Residencia. Vive de alquiler en una mansión en Surrey, Inglaterra, pero tiene una villa en Mallorca y otra en los Alpes suizos.
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