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oLATZ hERNÁNDEZ
Lunes, 6 de agosto 2018, 15:05
Mientras el consumo de estupefacientes como la cocaína, el éxtasis y el LSD se ha reducido en Euskadi, drogas como el cannabis se mantienen en valores similares a los de principios de los años 90. «Se ha extendido el pensamiento de que el tabaco ... es peor que la marihuana, cuando es igual de dañino para los pulmones», explica el director del Instituto de Drogodependencias de la Universidad de Deusto, Juan Manuel González de Audikana, aunque el cannabis tiene efectos mucho más perniciosos. A edades tempranas, su consumo puede causar problemas de memoria, falta de atención y derivar en problemas mentales más graves como la psicosis o la esquizofrenia.
«Al igual que el alcohol, el cannabis es una de las drogas más sociales. Tiene la ventaja de que ayuda a los jóvenes a diferenciarse de los adultos, ya que ser joven implica consumir ese tipo de sustancias», razona el experto. Los datos recogidos en el VII Plan de Adicciones del Gobierno vasco indican que el 38% de la población admite haber fumado un porro en alguna ocasión. Y entre la población de 15 a 34 años, casi un 4% lo hace a diario.
La crisis también ha impulsado el consumo de marihuana por delante de otras drogas más caras. Según los datos que maneja la Policía, se cotiza a 5,46 euros el gramo. El speed también ha experimentado un aumento entre aquellos que consumían cocaína, ya que supone un ahorro de unos 40 euros por gramo.
Aquellos que consumen las denominadas drogas de diseño no aparecen como demandantes de asistencia en el territorio, «otra cosa es que su consumo derive en otro tipo de problemas», advierte González de Audikana. En esa categoría entran substancias como el MDMA –comúnmente conocida como éxtasis–. «Antes se distribuía en pastillas, pero hace ya unos años que viene en formato de cristal puro, unas rocas que en vez de ingerirlas se esnifan. Esto puede hacer que se consuma una mayor cantidad», explica Ricardo Caparrós, coordinador de la asociación Ai Laket!!, que trabaja en la prevención del consumo de drogas.
Uno de los fenómenos que más preocupan a esta agrupación es la aparición de nuevas sustancias psicoactivas, que pretenden suplantar a las tradicionales. «Puede ser peligroso, ya que no cuentan con estudios clínicos y se desconocen sus efectos a medio y largo plazo», alerta. También se ha producido un aumento en el consumo de tranquilizantes, somníferos y antidepresivos sin receta médica, un fenómeno en el que las mujeres muestran una mayor vulnerabilidad. A su vez, existe un grupo de consumidores conocidos como «exploradores». «Prueban sustancias para analizar las sensaciones que producen y compartirlas entre ellos. Es muy minoritario», señalan desde el Instituto de Drogodependencias.
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