Canibalismo entre tiburones: una investigación detecta el primer caso

Un tiburón blanco devoró a una hembra embarazada de cailón en el suroeste de Bermudas en 2021

Martes, 3 de septiembre 2024

Nunca hasta ahora se había certificado que los grandes tiburones pueden comerse entre ellos. Pero sí, lo hacen. Por primera vez en el mundo se ha documentado un caso de depredación entre escualos. La víctima, una hembra embarazada de tiburón cailón. El depredador, otro gran ... tiburón. El escenario, el suroeste de Bermudas, en el año 2021. Hay dos posibles culpables: un tiburón blanco o un tiburón mako. Los científicos se inclinan por el primero.

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El cailón, también conocido como marrajo sardinero, es una especie en peligro de extinción que habita en los océanos Atlántico y Pacífico Sur y en el mar Mediterráneo. Son grandes, activos, de complexión fuerte (hasta 3,7 metros de largo y 230 kg de peso) y longevos, llegando a vivir hasta 30 o incluso 65 años. En este caso, la población no solo perdió una hembra reproductora que podría contribuir al crecimiento de la especie, sino que también perdió a todas sus crías en desarrollo. «Si la depredación es más generalizada de lo que se creía anteriormente, podría haber importantes impactos para la población de tiburones cailón que ya está sufriendo debido a la sobrepesca histórica«, advierte la doctora Brooke Anderson, coautora de la investigación que se publica en 'Frontiers in Marine Science'.

El estudio revela que esta hembra fue cazada y devorada por un congénere. Como parte de esta investigación los científicos capturaron cailones en Massachusetts en 2020 y 2022. Cada tiburón fue equipado con un transmisor satelital montado en la aleta y una etiqueta de archivo satelital (PSAT) que se desmonta, antes de ser liberado. El transmisor envía la ubicación a los satélites cada vez que la aleta del tiburón se eleva por encima del agua, mientras que las PSAT miden continuamente la profundidad y la temperatura y almacenan estos datos hasta que la etiqueta se cae y flota hacia la superficie, pudiendo transmitir entonces la información.

Entre los cailones marcados se encontraba una hembra preñada de 2,2 metros de largo, con la que los investigadores esperaban obtener datos que ayudasen a identificar los hábitats para las madres cailones y sus crías. Pero 158 días después de su liberación, el destino intervino y el PSAT comenzó a transmitir en las aguas de las Bermudas. Eso significaba que el dispositivo se había desprendido de la aleta y flotaba en la superficie.

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Devorado

Los datos transmitidos posteriormente mostraron que esta hembra había estado navegando durante cinco meses a una profundidad de entre 100 y 200 metros por la noche y entre 600 y 800 metros durante el día, en aguas con una temperatura de entre 6,4 y 23,5 °C. Pero de repente, a partir del 24 de marzo de 2021 y durante cuatro días, la temperatura medida por el PSAT se mantuvo aproximadamente constante en 22 °C, a una profundidad de entre 150 y 600 metros. La única explicación posible es que en esa fecha este ejemplar de marrajo sardinero había sido cazado y devorado por un depredador más grande, que debió excretar el transmisor cuatro días más tarde y por ello empezó a emitir.

¿Quiénes son los principales sospechosos? «Dos candidatos a depredadores endotérmicos lo suficientemente grandes como para depredar a los marrajos maduros y ubicados en las cercanías y en la época del año del evento de depredación incluyen al tiburón blanco 'Carcharodon carcharias' y al marrajo de aleta corta 'Isurus oxyrhinchus'», escriben los autores del estudio.

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Los tiburones mako de aleta corta se alimentan de cefalópodos, peces óseos, tiburones pequeños, marsopas, tortugas marinas y aves marinas, mientras que los tiburones blancos también se alimentan de ballenas, delfines, focas y rayas. De los dos candidatos, el tiburón blanco es el culpable más probable, ya que los marrajos de aleta corta suelen realizar inmersiones oscilatorias rápidas entre la superficie del mar y las profundidades más profundas durante el día mientras están en mar abierto, un comportamiento que no registró el transmisor.

Una vez que se ha documentado el canibalismo entre tiburones, ¿cuál es el siguiente paso? «Necesitamos seguir estudiando las interacciones entre depredadores para estimar la frecuencia con la que los grandes tiburones se cazan entre sí. Esto nos ayudará a descubrir qué efectos en cascada podrían tener estas interacciones en el ecosistema», explican los autores de la investigación.

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