Ni la amenaza del cambio climático, ni la crisis energética mundial por la dependencia de los combustibles fósiles logran que el volantazo hacia las energía renovables se materialice. La transición energética es hoy por hoy un camino que discurre lento aunque hay excepciones. Entre ellas ... está España que tuvo una tasa de incremento de las renovables del 37% entre 2009-2019 y en la que el 17% de la energía total que se consume proviene de este tipo de generación. Así lo confirma el Informe sobre la Situación Global de las Energías Renovables 2022 (GSR) presentado ayer por REN21, una comunidad a nivel europeo integrada por científicos, académicos, gobiernos, ONGs e industrias.
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«España ha logrado mantener el ritmo necesario para alcanzar los objetivos en términos de electricidad renovable instalada en el 2030. El país está haciendo esfuerzos adicionales para avanzar hacia un objetivo de neutralidad carbono», reconoció el grupo de expertos. El país ocupa el segundo lugar en Europa en cuanto a nuevas incorporaciones fotovoltaicas (tras de Alemania), es el séptimo a nivel mundial y además «está acelerando los procesos administrativos de aprobación de proyectos eólicos», señalaron. Entre las asignaturas pendientes, REN21 recomienda mejorar la coordinación interinstitucional y acelerar el despliegue para la recarga de vehículos eléctricos.
A nivel global, el documento «envía una clara advertencia de que la transición energética aún no está sucediendo» y deja claro que si nada cambia será «improbable que el mundo llegue a cumplir los objetivos climáticos fundamentales durante esta década». «Si bien un mayor número de gobiernos se comprometió a alcanzar emisiones netas cero de gases de efecto invernadero en 2021, en respuesta a la crisis energética, muchos países han vuelto a buscar nuevas fuentes de combustibles fósiles y a quemar aún más carbón, gas y petróleo», declaró Rana Adib, la directora ejecutiva de REN21.
El GSR examina cada año el avance de las energías renovables a nivel mundial. El informe del 2022 es la decimoséptima edición consecutiva y demuestra lo que los expertos venían advirtiendo: el porcentaje global de las renovables en el consumo final de energía del mundo está estancado (sube sólo del 10,6% en el 2009 al 11,7% en el 2019), y el cambio global del sistema energético hacia las renovables no está sucediendo.
En el sector de la electricidad, las adiciones récord de capacidad de energía renovable (un aumento de 314.5 gigavatios, o un 17% a partir del 2020) y de generación (un aumento de 7.793 teravatios por hora) no alcanzaron a cubrir el incremento global del consumo de electricidad del 6%. El colectivo se muestra especialmente preocupado por el sector del transporte, donde la cuota de energía renovable pasó de 2,4% en el 2009 a 3,7% en el 2019. «El escaso progreso es particularmente preocupante, ya que el sector representa casi un tercio del consumo mundial de energía», destaca el informe.
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El documento critica la tibieza con la que muchos gobiernos actúan a la hora de dar pasos efectivos en materia de energías renovables. Y ponen como ejemplo lo ocurrido en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), celebrada en noviembre del 2021. allí, 135 países se comprometieron a lograr un nivel cero neto de emisiones de gases de efecto invernadero para el 2050, «pero sólo 84 de estos ellos tenían objetivos de energía renovable a nivel económico global, y sólo 36 tenían objetivos de 100% de energías renovables». Por eso desde REN21 aseguraron que la conferencia fue «un fracaso a la hora de exigir objetivos precisos de reducción del uso del carbón y de los combustibles fósiles».
De hecho, tras la pandemia el aumento del consumo energético «ha sido cubierto en su mayor parte por los combustibles fósiles», lo que ha causado «el mayor aumento de emisiones de dióxido de carbono de la historia, de más de 2.000 millones de toneladas a nivel mundial en el 2021». La crisis derivada de la invasión rusa de Ucrania tampoco está ayudando a mejorar la situación.
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El GSR 2022 documenta que, a pesar de los renovados compromisos de acción climática, los gobiernos ofrecieron ayudas a la producción y el consumo de combustibles fósiles, como primera opción para mitigar los efectos de la crisis energética. Entre el 2018 y el 2020, los gobiernos destinaron alrededor de 15 billones de euros (7% del PIB mundial en 2020) a subsidios a combustibles fósiles.
«El antiguo régimen energético se está derrumbando ante nuestros ojos, y con él, la economía mundial», según Rana Adib. «Sin embargo, la respuesta a la crisis y los objetivos climáticos no deben oponerse. Las energías renovables son la mejor solución y la más accesible para afrontar las fluctuaciones de precios de la energía. Debemos potenciar la proporción de renovables y convertirlas en una prioridad de la política económica e industrial».
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