íñigo gurruchaga
ENVIADO ESPECIAL. GLASGOW
Lunes, 1 de noviembre 2021
António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas, apeló este lunes a los líderes del mundo para evitar que la Humanidad «cave su propia tumba. Basta de tratar a la naturaleza como un váter», dijo en la ceremonia inaugural de la cumbre que, ... en la ciudad escocesa de Glasgow, quiere crear unidad entre los países para evitar el desastre climático previsto por el panel de científicos de la ONU.
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El sentido alegado de Guterres fue acompañado del discurso del príncipe de Gales, que siempre ha mostrado interés por la ecología y considera que, en este caso, los habitantes del planeta tienen que ponerse «casi en situación de guerra», para enfrentarse al calentamiento. El acto inaugural dio la voz a los anfitriones de la conferencia, a jóvenes y activistas de diferentes países.
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La sucesión de declaraciones, de tres minutos, por parte de jefes de Estado y de Gobierno, tiene un atractivo limitado, por la brevedad de los mensajes y el parecido contenido de aquellos que representan a los dos grupos en los que se divide la asamblea. Los gobernantes de países ricos airean sus planes tecnológicos y su solidaridad, y los de los países pobres se quejan de catástrofes achacadas al cambio climático y de que las palabras de los primeros no coinciden con los hechos.
El objetivo es salvar a la humanidad, según enunció el propio Guterres el sábado, y para ello el panel de científicos ofrece la posibilidad de contener el calentamiento a 1.5º si se elimina la emisión neta de determinados gases con efecto de invernadero. Pero Estados Unidos y la Unión Europea dicen que no generarán emisiones netas en 2050, China y Rusia que no las tendrán en 2060 e India sorprendió este lunes a todos estableciendo el plazo de 2070.
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h. rodríguez.
India es el cuarto emisor de CO2 en el mundo, por detrás de China, Estados Unidos y la UE, pero ocupa el tercer puesto cuando las emisiones se miden por países. A esta disparidad, que complica las deducciones científicas en las que se basa esta política necesariamente universal, se ha añadido el aplazamiento del pago de transferencias de los países ricos a los pobres, para financiar una transición de se estima con un coste de un billón anual hasta 2050.
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Son divisiones significativas en el inicio de esta cumbre, que se califica como decisiva. Es probable que no se enmienden en los próximos días. La variada agenda de la conferencia está, en cualquier caso, repleta para estas dos semanas. La organización pidió este lunes que no entrase en la zona azul nadie que no lo necesitase, porque la sede de la cumbre estaba abarrotada.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puntualizó al comenzar su declaración que el contexto actual de aumento de los precios de la energía no debe ser un freno para los cambios sino «una llamada a la acción». El demócrata puso el acento en el efecto que la transición verde tendía en la generación de buenos trabajos industriales y anunció planes en su país para reducir entre el 50% y el 52% las emisiones de CO2 en 2030 con respecto al volumen en 2005, y en perseguir la estrategia de cero neto en 2050.
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Confirmó, además, su propuesta de destinar desde 2024 un total de 3.000 millones de dólares anuales a la financiación de países vulnerables. Tras ser captado por las cámaras adormilado mientras se sucedían los discursos, terminó el suyo con un «Dios salve al Planeta».
El primer ministro británico, Boris Johnson recordó en la ceremonia inaugural que hace dos siglos y medio James Watt ingenió precisamente en Glasgow la máquina de vapor, basada en el calentamiento del carbón. «Os hemos traído, amigos, al lugar donde el artefacto del Juicio Final» dijo antes de advertir que «falta un minuto para la medianoche». «Todas las promesas no serán más que bla, bla, bla y la ira y la impaciencia del mundo serán incontenibles a menos que hagamos de esta COP26 el momento en que abordamos en serio el cambio climático».
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De no actuar, habrá que «despedirse de ciudades como Miami, Alejandría o Shangai», resumió gráficamente. Jonhson señaló, no obstante, que «tenemos la tecnología para desactivar» la máquina que aceleraría el fin del mundo y que «nosotros, en el mundo desarrollado, debemos reconocer que tenemos una especial responsabilidad para apoyar a todos los demás».
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, destacó el compromiso de España con la descarbonización y la inversión en políticas sostenibles que paren el cambio climático. Sánchez ensalzó que en esta apuesta no se puede dejar de lado «la paz social» y que, en el caso español, la decisión de atajar el calentamiento global se traducirá en un aumento de la financiación climática en un 50% para 2025. Es decir, la aportación al Fondo Verde del Clima alcanzará los 1.350 millones de euros.
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También animó a los gobiernos del mundo a llevar a cabo iniciativas que hagan que la transicón ecológica sea percibida «no como una amenaza sino como una oportunidad de crecimiento». El presidente exhortó a «elevar el nivel de ambición» para «recuperar la confianza entre los países del norte y del sur».
El presidente francés, Emmanuel Macron, urgió durante su interveción en ante los líderes mundiales reunidos en Glasgov a que los «mayores emisores» de CO2 del mundo retrasados en sus compromisos de descarbonización «incrementen sus ambiciones. El mandatario galo evitó citarlos abiertamente, pero en la sala todos sabían que se refería a Rusia y China, dos naciones cuyos líderes, precisamente, no acuden a la cumbre.
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«La clave es que los mayores emisores cuyas estrategias nacionales no están en consonancia con nuestro objetivo de limitar a 1,5 grados el calentamiento global eleven sus ambiciones en los próximos 15 días», afirmó. «Es la única manera de volver a darle crédito a nuestra estrategia», subrayó ante los más de 120 líderes mundiales reunidos en Glasgow.
«Los países deben poner precio a las emisiones de dióxido de carbono que causan el cambio climático». Así de tajante se mostró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la cumbre de la COP26. «Necesitamos acordar un marco de reglas sólido, por ejemplo, para hacer realidad los mercados globales de carbono. Ponga un precio al carbono, la naturaleza ya no puede pagar ese precio», dijo.
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«Tenemos que asumir compromisos firmes para reducir las emisiones para el 2030. El cero neto para el 2050 es bueno, pero no es suficiente», dijo. Von der Leyen recordó algunas de las propuestas de la UE, que incluyen la eliminación gradual de las ventas de nuevos automóviles con motor de combustión para 2035 y el lanzamiento de un segundo mercado de carbono de la UE para la construcción y el transporte.
El primer ministro de India acaparó la atención en la sesión vespertina, anunciando el regalo de varios «elixires». Narendra Modi había esquivado hasta ahora comprometerse con el establecimiento de un objetivo nacional de reducción de emisiones. Y esta vez, en el contexto de una sucesión de encuentros en el G20 de Roma, y en Glasgow, decidió anunciar que se suma al objetivo. «En esta reunión global para estrujar nuestros cerebros sobre el cambio climático, me agrada presentar… que en 2070 India habrá alcanzado el objetivo de cero neto», dijo. Enumeró los objetivos de su Gobierno. Quiere alcanzar una capacidad de generación de 500 gigavatios para 2030 y así obtendría el 50% de sus requerimientos energéticos mediante recursos renovables. Señaló que el movimiento de transformación puede traer cambios revolucionarios en áreas como la agricultura, pesca, vivienda, turismo, moda, agua, gestión y energía»
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La primera ministra de Barbados representó los intereses de las islas del Caribe y del Pacífico, de África y Latinoamérica, señalando el malestar del sur sobre la escasa transferencia de vacunas. «Si algo nos ha enseñado la pandemia es que las soluciones nacionales para los problemas globales no funcionan», dijo, Indicó que hay tres grietas en la COP26. Pidió compromisos para mitigar un calentamiento de la temperatura «que se mide en vidas y en pobreza». Recordó la falta de 15.000 millones de euros de los 86.000 comprometidos, y su aplazamiento. Y anotó que, en 2019, se redujo un 25% la financiación de medidas de adaptación para las islas. «¿Puede haber paz y prosperidad si una tercera parte del mundo prospera literalmente y los otros dos tercios vivimos asediados y encarando amenazas calamitosas a nuestro bienestar?»
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