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Tomarse una caña saldrá mucho más caro en un futuro próximo a causa del cambio climático, asegura un grupo internacional de investigadores en la revista 'Nature Plants'. Las cada vez más frecuentes sequías prolongadas y las olas de calor provocarán caídas importantes en la producción mundial de cebada que se traducirán, a su vez, en un descenso significativo en la producción de cerveza y en que esta bebida suba de precio, sostienen los autores, un equipo liderado por el chino Wei Xie, de la Universidad de Pekín.
La cerveza, recuerdan los investigadores, es la bebida alcohólica más popular del mundo, muy por delante del vino. Y también es la más antigua conocida: ya hace 13.000 años, en la Prehistoria, se elaboraba cerca de Haifa (Israel) posiblemente con fines rituales. Su ingrediente básico, la cebada, es muy sensible a sucesos meteorológicos extremos, como sequías y olas de calor. Sin embargo, aunque todos los escenarios previstos de evolución climática apuntan a un aumento de esos fenómenos extremos, hasta ahora nadie había examinado su posible impacto en la cosecha mundial de cebada, de la que el 17% se destina hoy en día a la fabricación de cerveza.
Wei Xie y sus colaboradores lo han hecho en 34 regiones y han descubierto que, dependiendo de la gravedad de esos fenómenos, las cosechas podrían caer entre el 3% y el 17%. Eso se traduciría, a su vez, en que habría mucha menos cebada disponible para la producción de cerveza al priorizarse otros usos, como la alimentación animal y la humana. Calculan por eso que, durante episodios extremos, el consumo mundial de cerveza podría caer un 16%, unos 29.000 millones de litros, el equivalente al anual actual de Estados Unidos.
Según los autores, el descenso en el consumo sería mayor en los países más cerveceros, como China -primer mercado mundial-, donde podría bajar en 4.340 millones de litros en periodos de sequías y olas de calor extremas. En esos momentos, en Reino Unido el consumo podría ser de entre 370 y 1.330 millones de litros menos; en Estados Unidos se reduciría entre 1.080 y 3.480 millones de litros; y en Argentina caería hasta un 32%, al dejarse de beber 530 millones de litros.
En paralelo a la caída de la producción de cerveza, se registrará una aumento del precio que, dicen los autores, no será obligatoriamente mayor en los países donde ya es más cara, Australia y Japón. Los principales aumentos de precios se concentrarán, dicen, en aquellos países tradicionalmente más amantes de esta bebida. Así, en Irlanda la pinta podría costar hasta un 193% más que hoy en día. De media, apuntan Xei y sus colaboradores, el precio de la cerveza se doblará en los momentos de fenómenos extremos graves y subirá un 15% durante los leves.
«Si bien los efectos sobre la cerveza pueden parecer modestos en comparación con muchos de los otros impactos del cambio climático, algunos potencialmente mortales, hay algo fundamental en la apreciación intercultural de la cerveza. Se puede argumentar que consumir menos cerveza no es en sí mismo desastroso, e incluso puede tener beneficios para la salud. Sin embargo, hay pocas dudas de que, para millones de personas en todo el mundo, el impacto del clima en la disponibilidad y el precio de la cerveza resultará dañino», dice Dabo Guan, de la Universidad de East Anglia y uno de los autores.
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