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Martes, 15 de marzo 2022, 08:41
La entrada de la borrasca 'Celia' en España con fuertes rachas de viento sur han teñido de naranja el cielo de varias ciudades. La calima, un fenómeno meteorológico que se produce en la atmósfera, se caracteriza por la presencia de partículas sólidas que se encuentran en suspensión. A pesar de ser muy pequeñas, estas son lo suficientemente numerosas para dar un aspecto de opacidad al aire, lo que origina una sensación de ambiente turbio.
Ya está llegando el polvo en suspensión procedente del norte de África a la Península y Baleares. La intrusión continuará en los próximos días y será significativa. Dará lugar a #calima, lluvias de barro y un empeoramiento de la calidad del aire.https://t.co/AbMPSWgeZV
AEMET (@AEMET_Esp) March 14, 2022
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Las partículas en suspensión degradan la calidad del aire y pueden conllevar efectos negativos para la salud, el medio ambiente y algunas actividades económicas, en particular la aviación, por la disminución de visibilidad, y la generación de energía solar. Por otra parte, su contenido de sales minerales y metales puede tener un efecto fertilizador positivo para la agricultura y la pesca en las zonas donde estas partículas se depositan.
Su color anaranjado se debe a que estas partículas están conformadas por polvo, arena e incluso cenizas o arcilla. Hay dos tipos de calima, la conocida como 'natural' o la originada por 'eventos especiales'. En el caso de la primera, las partículas que la forman suelen proceder de la arena del desierto, también conocido como el 'polvo en suspensión'. En el segundo caso, está propiciada por la contaminación o los efectos forestales. En zonas mediterráneas, este fenómeno suele ir asociado a precipitaciones, conocidas como 'lluvia de barro', ya que las gotas de agua arrastran las partículas de polvo hacia el suelo. En el caso de la calima por contaminación, puede conllevar la conocida como lluvia ácida.
La llegada de la arena del Sáhara ha afectado en gran medida al Mediterráneo, donde desde ayer el cielo adopta un color naranja intenso. También se ha instalado en Euskadi, especialmente en Bizkaia. El cielo no presenta la intensidad del tono anaranjado de ciudades como Murcia o Almería, pero sí se puede apreciar una especie de neblina que cubre desde primera hora el cielo. La prueba más fehaciente está en las aceras y las carreteras. Bilbao acumula arena del Sáhara en cada esquina.
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