Cae en Asturias un grupo especializado en «hurtos amorosos» que operaba en Bilbao

Primero buscan a su víctima, con un perfil similar: personas mayores que porten joyas o relojes de oro. Después, entre una o dos mujeres logran distraerlos haciéndose pasar por amigas de sus nietas o vecinas, les ofrecen masajes o incluso les lanzan proposiciones sexuales. Y cuando se despistan les roban, en ocasiones «no dudando en emplear la fuerza si son sorprendidas». Este es el 'modus operandi' del delito bautizado como 'hurtos amorosos'. La Policía Nacional ha detenido a un grupo itinerante, en concreto a un hombre y una mujer de 24 y 25 años y nacionalidad rumana, que cometieron al menos once delitos, además de en Bilbao, en Oviedo, Gijón y Mieres (Asturias), en Huesca (Aragón) y en Santillana del Mar (Cantabria), permaneciendo abierta la investigación.

La Jefatura Superior de Policía de Asturias informó de la detención de estas dos personas el pasado lunes, 5 de agosto. La investigación, no obstante, sigue abierta ante la posibilidad de encontrar más víctimas.

Los ladrones se han llevado un buen botín: «Es de destacar la elevada cuantía de los efectos sustraídos en los hechos esclarecidos, entre los que se encuentran seis relojes de oro de alta gama, de las marcas Rolex, Longines y Omega, cuatro cadenas de oro, tres pulseras de oro y anillos y medallas del mismo metal, que podrían ascender a miles de euros». Aunque para las víctimas, estos objetivos significan mucho más. Los agentes destacan que a ese elevado valor material se suma «un aspecto no tangible, como es el valor sentimental que puede tener para las víctimas, que son escogidas por ser portadoras de joyas y relojes de gran valor, así como su edad, la cual dificulta tanto la posible acción de defensiva como el posterior reconocimiento de las autoras.

Detener a estos grupos itinerantes no es una labor sencilla. Suele estar compuesto por más integrantes y utilizan más de un vehículo, lo que les permite ganar tiempo para desplazarse rápidamente. Lo habitual es que, cuando llegan a un municipio, realizan esas labores de vigilancia para escoger a sus víctimas y poder despistarlas con estos 'hurtos cariñosos'. «Una vez que han perpetrado sus acciones, es habitual que cometan más de un hecho en la misma jornada entre localidades próximas», añadieron las mismas fuentes.

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