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J. Domínguez
Viernes, 24 de enero 2020, 00:18
La brecha de género es una realidad en el ámbito laboral en Euskadi, se traduce en una considerable merma económica en los salarios de las trabajadoras -que alcanza los 7.500 euros de media al año- y que, especialmente, se acentúa a la hora de ... acceder a un hogar por medios propios. Así lo revela el último estudio del Observatorio Vasco de la Vivienda, que certifica un crecimiento constante de las mujeres en la lista de solicitudes en Etxebide para acceder a un piso protegido: superan las 42.000 inscritas, un tercio más que hace cinco años, y representan el 52% del total del registro, es decir, dos puntos ya por encima de los hombres.
Otro síntoma de la precariedad de la mujer para lograr una vivienda se detecta, según este informe, en el número de derechos subjetivos reconocidos por el Gobierno vasco. Es decir, la Ley Vasca de Vivienda de 2015 obliga al Ejecutivo autónomo a garantizar un hogar digno a personas sin recursos. Desde entonces lo disfrutan ya más de 4.900 personas, y dos de cada tres son mujeres, «resultados que demuestran que la puesta en marcha de este derecho ha tenido un notable impacto desde la perspectiva de género, ayudando a paliar la situación», según remarcan desde el Observatorio.
Las mismas fuentes recuerdan que la encuesta de necesidades y demanda de vivienda también incide en «la especial debilidad económica de las mujeres» que demandan un piso por primera vez. De hecho, sólo un tercio reconoce tener ingresos para plantearse la emancipación.
Es más, cerca de la mitad de las inscritas en el Servicio Vasco de la Vivienda no tienen ingresos declarados o no superan los 9.000 euros al año. Y sólo un 6,5% reconoce ganar más de 25.000 euros. Las prestaciones económicas para ayudar a pagar el alquiler también tienen cara de mujer. Hasta octubre del año pasado las recibían 16.816, un 52,9% del total y 1,2 puntos más que en 2018. El estudio del Observatorio resalta el esfuerzo de las políticas públicas de vivienda tendentes a «evitar la discriminación por sexo». Entre ellas apunta al nuevo decreto de habitabilidad que fomenta una «convivencia más igualitaria», o las adjudicaciones especiales de alquileres protegidos a «víctimas de la violencia de género».
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