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Los botellones de Noja preocupan. En los últimos días, la localidad cántabra -en la que muchos vascos tienen fijada su segunda residencia y que tiene una incidencia de coronavirus de 348 casos por cada 100.000 habitantes- ha visto cómo las quedadas de jóvenes ... para beber están dejando un reguero de actos vandálicos que tienen a las autoridades y a los propios vecinos en alerta. El último capítulo se vivió la pasada madrugada tras el cierre de los bares: contenedores quemados, un desfibibrilador reventado, papeleras golpeadas y arrancadas y varias calles sin luz por el daño a una farola...
Ni los refuerzos de la Guardia Civil ni las múltiples sanciones impuestas amilanaron a la juventud que por la noche tomaron de nuevo las calles litrona en mano. La mayor presencia policial no disuadió a la chavalería. Dos patrullas de la Policia Local con el refuerzo de la Usecic (Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil) estuvieron vigilando y actuando durante toda la madrugada para controlar a unos jóvenes «rabiosos», que han dejado una larga lista de destrozos en diferentes puntos de la localidad. Los agentes calculan que han impuesto del orden de «30 o 40 sanciones» por actos vandálicos y por beber alcohol en la vía pública.
Los chavales, cuentan los policías que han estado en servicio, aprovecharon un momento de la noche que «estábamos patrullando por la zona de pubs para acometer destrozos en calles del extrarradio». En la calle Las Viñas quemaron cuatro contenedores afectando el fuego a una farola que estaba justo al lado, lo que ocasionó el corte de luz en varias calles del entorno. «Ha sido una avería gorda». Los agentes, valiéndose de una manguera que les prestaron los vecinos, sofocaron las llamas. «Y en la calle Las Cuadrillos también han ardido más contenedores».
El balance de daños es cuantioso porque «han reventado a patadas un desfibrilador cerca del polideportivo y no han dejado ni una papelera en condiciones en la zona del centro». A ello, suman, que «nos hemos pasado toda la noche recogiendo y levantado los contenedores que tiraban al suelo y cruzaban en medio de las carreteras y que pueden provocar accidentes». «Ha sido por todo el pueblo y es una vergüenza», lamentan los efectivos que no logran entender esta actitud de «destrozar por destrozar. Es vandalismo puro y duro».
Aunque se vieron menos jóvenes que en la noche del pasado sábado, el Cuerpo Policial -que agradece la presencia de la Usecic- insiste en que de cara al fin de semana «seguimos necesitando el refuerzo y apoyo de la Guardia Civil para evitar disturbios mayores. Aunque parece que a los chavales les da igual todo. Este martes hicieron una labor disuasoria y ¡mira todo lo que ha pasado'».
Los incidentes se agravan tras el cierre de los bares de ocio nocturno cuando los jóvenes se empieza a desplegar por la playa de Ris y todo su entorno concentrándose en botellones. Los martes Noja es un foco de atracción para la juventud en verano porque los pubs, tradicionalmente, ofrecen las copas a mitad de precio.
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