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Hay pocas cosas de las que me guste tanto hablar como de los retretes». Es el último tuit lanzado por Bill Gates, al que ha incorporado un vídeo donde el mismísimo cofundador de Microsoft abre la tapa de un váter y comienza a ... hablar a la cámara instalada en su fondo; vamos, como si estuviéramos escuchándole desde el pocillo. Hay que reconocer que sabe impactar, pero no crean que la cosa se queda en broma, más bien al contrario. «El inodoro no ha cambiado en realidad en más de un siglo. Pero una nueva generación de tecnología podría salvar millones de vidas», aclara poniéndonos en antecedentes. Porque el invento que presentó esta semana en Pekín -en una feria sobre tecnología innovadora para retretes en la que apareció con un tarro lleno de heces en la mano- podría suponer una revolución mundial: el suyo convierte las deposiciones en fertilizante sin necesidad de usar agua; es decir, sin tirar de la cadena, y sin conectarlo a la red de saneamiento.
Las implicaciones son enormes porque, según la ONU, el 60% de la población mundial no cuenta con instalaciones sanitarias adecuadas y 900 millones de personas no tienen acceso a un inodoro y se ven abocadas a hacer sus necesidades al aire libre. «En los países ricos -prosigue el millonario filántropo Gates en su vídeo-, tú das por sentado tener un retrete. Es algo casi mágico que haya un sistema que traiga el agua que luego se llevará las deposiciones y que todo ello será conducido inmediatamente a una planta depuradora. Pero en muchos países pobres esto no es así y es imposible construir inodoros para todos ellos. Para la mayoría, el baño significa esto», y abre la puerta de una letrina fabricada con chapa en la que un tablón de madera con un agujero central invita a sentarse. «Huele terrible y los desperdicios no son tratados», añade.
Sin olvidar los peligros que conlleva todo esto: tener que salir al exterior de noche supone riesgo de ataques a mujeres y niños, y muchas veces estos juegan junto a los desechos que emanan de estas cabinas infectas, provocando diarreas y otros males que acaban con su vida. «¿Cómo lo solucionamos?», se pregunta él. Para ponerle fin, Gates y Melinda, su esposa, a través de su fundación, han invertido 200 millones de dólares (unos 176 millones de euros) a lo largo de siete años de investigaciones para fabricar veinte prototipos de retrete que consiguen recoger los residuos y transformarlos en fertilizantes in situ, allí mismo, sin necesidad de agua ni estar conectados a ninguna red de saneamiento, cosa imposible en muchas poblaciones de los países en vías de desarrollo. Además, ha prometido otro montante de dinero similar para seguir invirtiendo en esta senda.
En la ciudad sudafricana de Durban ya los están probando, e incluso experimentan con algunos que funcionan con energía solar (otros no necesitan alimentación porque son mecánicos y autosuficientes). Las cifras que, en teoría, van asociadas a este retrete son apabullantes; según su 'inventor', podría ayudar a evitar 500.000 muertes infantiles y ahorrar 233.000 millones de dólares (algo más de 200.000 millones de euros) al año «en costos relacionados con la diarrea, el cólera y otras enfermedades causadas por las malas condiciones del agua y del propio saneamiento».
El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, que acudió a la presentación de Gates, aseguró que todo este asunto es una de las prioridades para su organización, y mostró su apoyo a la iniciativa del millonario. «Hace una década no me hubiera imaginado que llegaría a saber tanto sobre heces -bromeó el empresario en su alocución en Pekín-. Ni que Melinda tendría que decirme que deje de hablar sobre retretes y lodos fecales en la cena».
Diez personas de un mismo hogar pueden usar este retrete. La recolecta de las heces se hace por sedimentación, y la orina se separa a través de una membrana que facilita su transporte como vapor en vez de como líquido (lo cual provocaría malos olores). El agua se recoge para reutilizarla a nivel doméstico en aplicaciones de lavado o irrigación. Los sólidos residuales van a una cámara de combustión que los convierte en cenizas (fertilizante) y energía que alimentará los procesos de la membrana. Incluso puede usarse para cargar móviles y otros aparatos de bajo voltaje
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