Bilbao y Vitoria temen que la llegada provisional del TAV tumbe «para siempre» el soterramiento

En un contexto de incertidumbre por los sucesivos retrasos que acumula la llegada soterrada del TAV a Bilbao y Vitoria -en el primer caso implicaría la construcción de un nuevo túnel de 7 kilómetros de longitud desde Zaratamo, y en el segundo enterrar la línea que cruza a cielo abierto la capital alavesa-, Juan Mari Aburto había considerado «inaceptable» el plan B de la estación provisional anunciado por el titular de Transportes, el socialista Iñaki Arriola. El Gobierno vasco (PNV-PSE) está manejando la alternativa de esos apeaderos «transitorios» ante la eventualidad de tener que dar servicio a la 'Y' vasca para conectarla con el resto de redes nacionales y con Francia a través del Arco Atlántico, mientras se ejecutan los complejos trabajos para meter el TAV soterrado hasta la terminal de la Plaza Circular y de la calle Dato. Dos operaciones que precisan un gran esfuerzo inversor y un largo calendario de trabajo.

Ayer mismo, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos (PSOE), confirmó la aprobación del estudio sobre la evaluación ambiental del tramo Burgos-Vitoria, clave para que el TAV llegue a las puertas de la capital alavesa para 2026 o 2027, y para acercarse a la ansiada conexión con Europa. Pero no fue el único movimiento político en la polémica. El PNV, a través de su europarlamentaria Izaskun Bilbao, dijo 'no' en Bruselas a las estaciones provisionales y endosó esa maniobra al Ministerio de Fomento, a pesar de que el origen del controvertido plan B viene del propio Ejecutivo de Iñigo Urkullu.

Su portavoz, el jeltzale Bingen Zupiria, confirmó el martes tras el Consejo de Gobierno que el soterramiento sigue siendo un proyecto «incuestionable» en las capitales vascas, pero también reconoció que la posibilidad de las estaciones provisionales planteada por Arriola, su socio de Gobierno, está sobre la mesa con el objetivo de dar utilidad al TAV antes de que finalicen las grandes obras diseñadas en Bilbao y Vitoria. De llevarse a cabo, apuntó, se realizarían de forma consensuada con los ayuntamientos. Y eso, subrayó, nunca supondría enterrar el soterramiento.

Una obra esencial para el futuro de Bilbao, que ha planificado sobre ella su última gran operación de cirugía urbana en el centro. El proyecto de Abando contempla la retirada de la playa de vías, una estación subterránea en varios niveles y la construcción de bloques de viviendas, espacios verdes y equipamientos sobre la 'tapa' de la trinchera ferroviaria. Un 'obrón' que permitiría generar plusvalías para sufragar la financiación y que acabaría con la histórica brecha entre Bilbao La Vieja y la Gran Vía.

«Si fuera posible hacer una entrada temporal y asignar el proyecto para una estación enterrada al mismo tiempo, podría discutirlo», declaró ayer Aburto a Euskadi Irratia. El alcalde de Bilbao insistió en la importancia que tiene el soterramiento para la ciudad y en pedir garantías extras que aseguren su ejecución frente a cualquier riesgo que diera al traste con la llegada soterrada del TAV a Abando, que es el objetivo final.

«Si fuera posible hacer la estación provisional y en ese mismo momento se licitara o se adjudicara la estación soterrada, bueno, se podría discutir esa propuesta. Pero esta tesitura no se puede poner ahora sobre la mesa, esto ya estaba hablado y acordado con el Gobierno vasco y el Gobierno español», aseguró el regidor, partidario de la colaboración entre instituciones para avanzar en la operación y evitar nuevos retrasos.

Para Urtaran, la llegada soterrada del TAV a Vitoria también es «la única alternativa». «Si se pone una alternativa sobre la mesa, es para no llevar a cabo el soterramiento», advirtió.