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Antes de soltar el DNI, suelta una piedra». Con este mandamiento se alecciona a los militantes antisistema en la importancia de no ser identificados por la Policía. La cita figura en un panfleto que se ha repartido entre los activistas para desenvolverse con éxito ... en las algaradas que se desarrollan por todo el continente. El texto, traducido al español, incorpora las enseñanzas de años de enfrentamientos entre simpatizantes del movimiento antiglobalización y las fuerzas del orden en Génova, Seattle, Hamburgo...
El manual es prolijo en recomendaciones para hacer frente a los antidisturbios. Son técnicas de lucha callejera contenidas en el 'Black Bloc' (bloque negro), expresión que alude a los grupos de personas vestidas de la misma manera y que adoptan una formación compacta y difícil de disolver por las fuerzas de seguridad.
Los autores hacen hincapié en la necesidad de ir embozado, al tiempo que aconsejan llevar una bufanda «mojada en vinagre o coca-cola para evitar el ardor que provoca el gas lacrimógeno». Este cuadernillo para insurgentes contiene preguntas y respuestas, al modo de los catecismos. Se explaya con detenimiento en las diferentes formaciones que adoptan los agentes antidisturbios y las tácticas para enfrentarse a ellos. Un consejo que se ofrece es embadurnar con pintura la visera del casco policial. Mientras el agente se limpia el pertrecho, el revolucionario dispone de un tiempo precioso para avasallarle.
«Debemos actuar en pequeños grupos, como si estuviéramos marcando a un delantero de fútbol, siendo tres o cuatro por cada policía». Los activistas abogan por quemar coches solo cuando sea estrictamente necesario, como entorpecer el paso de la Policía. Y es que la destrucción de vehículos puede afectar a propietarios «que se encuentran en la misma opresión que nosotros». Si un militante cae al suelo y es alcanzado por un agente, lo mejor es adoptar la postura fetal y protegerse el bazo, una víscera que, si sufre un golpe grave, puede desencadenar una hemorragia interna.
En otros manuales parecidos se subraya la conveniencia de declarar que se ha sido víctima de la «brutalidad policial». Siempre «hay que exagerar el dolor» y nunca asumir la propiedad de prendas que, a la larga, constituyan una prueba incriminatoria.
Estos manuales tienen una clara impronta anarquista, ideología con raigambre en la capital catalana. No en balde, en Barcelona se fundó Solidaridad Obrera. Y en 1911, anarcosindicalistas de toda España alumbraron la CNT. Entre los amargos acontecimientos que vivió la ciudad se encuentra la Semana Trágica de 1909. En ese año, los trabajadores se rebelaron contra el reclutamiento masivo entre los obreros, que engrosaban las filas de reservistas con destino a las posesiones españolas en Marruecos.
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