Un bar de Galicia cierra en agosto por la afluencia de madrileños: «Si cae una bomba en Mera, quedan sin tontos en la Meseta»

Hacer el agosto cerrando en agosto. Un pequeño bar de Galicia, el Puerto Martina Baar, ha decidido bajar la persiana en esta época tan fructífera para las cajas registradoras del sector. ¿El motivo? El desgaste de la riada de turistas, especialmente procedentes de Madrid, que acuden a Mera, en el municipio coruñés de Oleiros. Defienden a través de una publicación en redes sociales que su comportamiento «no nos enriquece, nos empobrece», lo que les ha llevado a tomar esta decisión.

El polémico mensaje fue publicado en las redes sociales del establecimiento el pasado 8 de agosto. En sus líneas, explicaban que habían decidido cesar la actividad del 12 al 19 de agosto. «Ante la inminente llegada del puente del 15 de agosto, donde si cae una bomba en Mera, quedan sin tontos en la Meseta, hemos decidido cerrar», lanzan.

En una entrevista al medio local 'Quincemil', la responsable del bar, María, aseguró que este turismo «no nos enriquece, nos empobrece» y lo ha calificado este flujo como «turismo de desgaste». Volviendo a su publicación en Facebook, el local asegura que «estamos cansados de la prepotencia que atesora esta gente y no queremos desvirtuar el proyecto inicial para lo que fue concebido». Y prometen volver el día 20, cuando «esté algo mas liberado el panorama».

El mensaje describe cómo muchos turistas tratan de pedir las mínimas consumiciones posibles para aprovechar las mesas. Algunas de las peticiones que enumera son «me pones dos Barceló con Coca Cola y cuatro vasos» o «tendrás un pintxo de tortilla para acompañar con el café, que solo no me entra». Y rematan con un tercer caso: «Aparte de macarrones con carne y empanada de pulpo tendrás otras pintxos, ya que soy celiaca y eso no lo puedo comer».

«Se sientan seis personas en una mesa de la terraza y solo consumen dos o tres», comentaba la responsable en la entrevista, en la que asegura que este panorama supone un agotamiento físico y mental para trabajar. A su parecer, el turista que acudía a Mera hace cuarenta años no es el mismo que el de ahora. Antes, visitaban la localidad madrileños con alto poder adquisitivo cuyos descendientes no cuentan con los mismos recursos, lo que ha cambiado la dinámica de consumo.

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