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Inés Gallastegui
Granada
Sábado, 21 de septiembre 2019, 00:40
Un centenar de atletas de 22 países están citados mañana en la Hoya de la Mora, a 2.500 metros de altitud en las faldas de Sierra Nevada, para participar en una carrera insólita que combina competición, espectáculo y turismo. Albatros Adventure Marathons, una empresa ... danesa especializada en paquetes turísticos con carreras en destinos exóticos, ha invitado a participar a cuatro atletas profesionales con posibilidades de romper una barrera nunca antes traspasada por el ser humano:correr 42.195 metros en menos de dos horas. Con la inestimable ayuda de la fuerza de la gravedad –se trata de un trayecto 100% descendente, con más de 1.700 metros de desnivel negativo–, intentarán batir el récord no oficial de la prueba reina del atletismo que desde 2017 ostenta el keniata Eliud Kipchogue en dos horas y 25 segundos.
Si se logra la gesta, tampoco será un récord oficial, porque según el reglamento de la Federación Internacional de Atletismo la diferencia de elevación entre la salida y la meta no puede ser superior a un metro por kilómetro –es decir, 42 metros, y aquí hay unos cuantos más– ni tampoco una distancia en línea recta de más de la mitad del recorrido,21,0975 km. Son las mismas condiciones que impiden homologar las marcas obtenidas en el Maratón de Boston, uno de los seis 'majors' del mundo. «Somos conscientes de que el récord no será aprobado oficialmente, pero el hecho es que si un corredor corre la distancia completa del maratón en menos de dos horas, entonces ha sucedido. Nadie puede quitarle eso», afirma Soren Runge, coorganizador del evento.
La emoción está servida. De hecho, la fecha del evento ha estado condicionada por el reto Ineos 1:59 que Kipchogue afrontará el 12 de octubre: romper la frontera mítica de las dos horas en la distancia reina en un circuito llano con largas rectas en el parque Prater de Viena. El corredor africano tiene la mejor marca oficial de maratón (2:01:39, conseguido en Berlín en 2018) y también el récord oficioso: hizo 2:00:25 en el desafío Breaking 2 organizado por Nike en Monza en 2017, donde el uso de zapatillas 'mágicas', liebres de refresco y coches marcapasos impidieron homologar la marca.
La carrera de mañana se llama el Maratón Más Rápido del Mundo –tal es la confianza de los organizadores– y desde este año formará parte de la oferta estable de turismo para 'runners' de la agencia escandinava, que empezó hace 20 años organizando una prueba en la Gran Muralla china –con sus 5.164 escalones– y hoy ofrece a corredores aficionados viajes al círculo polar ártico, el volcán Hverfjall de Islandia, el desierto de Petra en Jordania o la reserva sudafricana de Estabeni, para trotar entre leones, búfalos y elefantes.
La elección del macizo andaluz como punto de partida para este reto no fue sencilla. Los técnicos de Albatros buscaron por todo el mundo una ruta que ofreciera una pendiente suave y perfectamente asfaltada de 42,195 kilómetros, con un perfil descendente sin exceder un ángulo del 5%, para evitar lesiones a los corredores. Pero también querían una localización en la que, antes y después de sudar la camiseta, los atletas pudieran disfrutar de paisajes espectaculares, monumentos fascinantes y otras actividades atractivas. «La montaña es perfecta y la ciudad es perfecta. Ofrecen un encanto incomparable, cultura, historia y gastronomía», explica Rune Nortoft, director de la carrera.
En la salida habrá 94hombres y 15 mujeres, de ellos el 58% españoles y el resto, procedentes de 22 países, entre ellos Canadá, Brasil, Japón, India, Letonia y, por supuesto, Dinamarca. Hay atletas muy rápidos, capaces de correr la distancia en menos de tres horas, pero también aficionados que rondan las cuatro o incluso más. A todos ellos, por lejos que estén de la plusmarca, esta competición les ofrece la posibilidad de arañar unos minutos a su mejor tiempo.
No hay una regla científica, señala Nortoft, pero el recorte de tiempo derivado de correr cuesta abajo para un corredor medio podría rondar el 10%; eso haría unos veinte minutos menos para un participante con una marca de 3:30. En los atletas de elite, que ya corren con poco margen de mejora, la ventaja podría ser menor.
Los profesionales que aspiran a completar mañana el maratón sub-2 son los keniatas Julius Ndiritu Karinga –un veterano de 41 años que obtuvo su mejor marca, 2:08:01, en Dubái 2012– y Anthony Karinga Maina y los etíopes Abere Derese Worke y Chala Bekele Begena, más jóvenes pero con tiempos superiores a 2:10.
Las altas cumbres de Sierra Nevada, techo de la Península, son escenario habitual de pruebas deportivas que exigen esfuerzos casi sobrehumanos, como la Subida al Pico del Veleta –50 kilómetros de ascenso hasta los 3.398 metros de la cumbre–, que ya ha celebrado 35 ediciones. El maratón de mañana es la prueba inversa, pero no es ningún paseo. «Correr pendiente abajo es muy duro para las piernas –resalta Nortoft, que lo ha sufrido estos días en sus propios músculos–. Hice diez kilómetros superrápidos, tenía la sensación de volar y recorté 4 minutos mi marca habitual. Pero no me había preparado y después me dolió».
Aunque es cierto que la fuerza de la gravedad acelera el ritmo de trote, correr cuesta abajo implica riesgos añadidos, como la sobrecarga de los cuádriceps y el mayor impacto en las articulaciones. Evitarlos exige una técnica de carrera específica, con pasos más cortos, menos elevación de rodillas y pisada con la parte central de la planta del pie y no el talón.
Una vez superado el grueso del desnivel, los participantes entrarán en la ciudad y los granadinos podrán disfrutar de un espectáculo que, quizá, se convierta en un hito. Si alguno logra rebajar un segundo los 7.225 de Kipchogue en 2017, habrá cambiado para siempre la historia del maratón.
El maratón descendente de Sierra Nevada es un ejemplo de un fenómeno en auge en todo el mundo: el turismo 'runner'. Algunas agencias especializadas organizan tours urbanos por los puntos de interés de una ciudad, a golpe de zapatilla. Otras ofrecen la inscripción a una carrera incluida en un paquete turístico. «Cada vez hay más corredores que organizan sus vacaciones en torno a pruebas deportivas. La mayoría participa en pruebas en ciudades, pero cuando ya han conocido varias muchos se plantean nuevos retos y empiezan a participar en maratones especiales, como los nuestros», subraya Rune Nortoft. En Granada, los 30 extranjeros participantes han pagado 600 euros por un 'pack' que incluye la inscripción, cinco noches de hotel, visita guiada a la Alhambra, un espectáculo flamenco en el Sacromonte y una cena de gala con vistas al Albaicín. «En turismo deportivo hay mucho camino por recorrer», explica Ana Huertas, directora de Aixa Dreams, socia local de Albatros.
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