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La emancipación juvenil es un problema de primer orden. Los vascos se van de casa justo pasada la treintena, cinco años más tarde que la media europea. Ello provoca, según el análisis que hace el Gobierno autonómico, «desajustes en sus proyectos de vida y autonomía», ... y retrasa «la edad de construcción de familias» y la primera maternidad. De fondo se sitúa la grave crisis demográfica, con una natalidad en mínimos históricos que amenaza la viabilidad del sistema de bienestar.
El reto es una prioridad absoluta para las administraciones. Con ello en mente, el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha anunciado este viernes que el Gobierno vasco destinará 300 euros al mes, durante dos años, para jóvenes de entre 25 y 29 años a partir de 2024 con el objetivo de ayudarles en su proceso de emancipación a la hora de alquilar o comprar piso. En total, un beneficiario podría sumar con esa prestación 7.200 euros. La medida, bautizada como 'Programa Emanzipa', estará dirigida a quienes dispongan de una renta inferior a 28.000 euros al año.
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El apoyo será compatible con ser perceptor de la RGI. A estos efectos, esos 300 euros mensuales computarán como parte de los ingresos de la personas beneficiarias de la RGI. La ayuda anunciada por el lehendakari durante el pleno de control en el Parlamento vasco será también compatible con el programa Gaztelagun de apoyo al alquiler. No obstante, no podrán disfrutar de ella quienes dispongan de una VPO, ya sea en alquiler o en propiedad.
Quienes quieran beneficiarse del 'Programa Emanzipa' deberán estar empadronados en Euskadi el año previo a la solicitud y acreditar tres años de empadronamiento en los últimos diez. También deberán contar con un contrato de alquiler o de compra de una vivienda libre que deberá constituir su domicilio habitual. El contrato podrá estar en vigor o previsto dentro de los seis meses siguientes a la solicitud.
Según datos del Gobierno vasco, la mayoría de jóvenes en Euskadi (el 72%) se emancipa entre los 30 y los 35 años. Por contra, solamente el 36% se marcha de casa entre los 25 y los 29. «Lo deseable», ha afirmado Urkullu, «es que la emancipación se produjera más cerca de los 25 que de los 30», toda vez que, cuando son consultados, la mayoría de jóvenes afirma que la edad «ideal» para 'abandonar el nido' familiar es entre los 24 y los 25 años.
En consecuencia, el Gabinete Urkullu ha decidido «focalizar» las ayudas en los 28.000 jóvenes en Euskadi que tienen entre 25 y 29 años y están «cerca de poder emanciparse». El objetivo es que para 2030 la tasa de emancipación se eleve del 36% al 50% en esa franja. En términos de edad media para salir de casa, la idea es bajarla desde los 30,2 actuales a situarla en los 29 en 2025 y «por debajo» de los 28 años en 2030 (la media europea es de 26,2).
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Ana Barandiaran
Las causas por las que los vascos se van mucho más tarde de casa que el resto de los europeos son varias. Entre ellas, ha señalado Urkullu, la incertidumbre en el empleo en términos de precariedad, temporalidad y bajos salarios; la carestía y escasez de vivienda, especialmente en alquiler; y rentas disponibles insuficientes.
No en vano, el sueldo medio de los vascos de entre 25 y 29 años ha pasado de ser de 1.424 euros mensuales en 2010 a 1.297 euros en la actualidad, a lo que hay que sumar el incremento del IPC. Según el último informe del Observatorio Vasco de la Vivienda, la compra de un piso se lleva el 55,4% del salario de un joven vizcaíno. En el caso de Gipuzkoa, la cifra se eleva hasta el 66,9% y en Álava es del 48,6%.
El anuncio este viernes del lehendakari viene a concretar la medida estrella de la 'Estrategia vasca para favorecer la emancipación juvenil' presentada en diciembre. Se trata de un programa con diez proyectos tractores que busca impulsar que los jóvenes puedan desarrollar cuanto antes su proyecto de vida. Contempla actuaciones no solo en torno a la renta, sino también sobre el empleo, la vivienda (plantea reservar el 40%, el máximo permitido, de las nuevas promociones de vivienda pública para menores de 36 años), la cohesión social... Está previsto que entre en vigor en el segundo semestre del año que viene.
La emancipación, a fin de cuentas, es una cuestión clave para tratar de doblegar una crisis demográfica que ya ha encendido todas las alarmas de la Administración. 2021 fue el año en el que menos niños nacieron en Euskadi desde 1975. A falta de que el Eustat publique el dato definitivo, 2022 iba camino de ser aún peor en términos de natalidad. El índice de maternidad se sitúa en 1,28 niños por mujer. Según diversas encuestas, los jóvenes vascos desearían tener dos hijos. Todo lo contrario de lo que sucede ahora.
Hay más. En tres décadas, Euskadi contará con 220.000 personas menos en edad laboral y prácticamente la mitad de su población estará jubilada, lo cual pondrá en jaque la sostenibilidad de políticas sociales como las pensiones. Mientras nacen menos niños que nunca, los vascos están a la cabeza de Europa en esperanza de vida, con 89 años en el caso de las mujeres.
El reto demográfico, por tanto, es una prioridad para las administraciones y los partidos vascos; de hecho, en mayo del año pasado, el Parlamento autonómico celebró un pleno monográfico sobre la cuestión. Como parte de este «reto de país», entre otras medidas, el Ejecutivo aprobó una iniciativa por la cual las familias pueden cobrar desde el pasado mes de enero un cheque mensual de 200 euros por cada hijo hasta los tres años. También se aprobó la gratuidad de las haurreskolas.
La ayuda de 300 euros que otorgará el Gobierno vasco durante dos años a cada joven para facilitar su emancipación será compatible con cualquier otra prestación social que los beneficiarios se encuentren percibiendo en este momento o que puedan solicitar en el futuro. Las dos principales alternativas son la Renta de Garantía de Ingresos o Gaztelagun, la ayuda directa al alquiler que también otorga el Ejecutivo autonómico. Eso no quiere decir, no obstante, que las cuantías vayan a poder acumularse. «No vamos a tener a chavales cobrando dinerales sin hacer nada», matizaron ayer fuentes del Gabinete Urkullu. La explicación es que el programa 'Emanzipa' es una aportación «computable», por lo que llega para completar la ayuda social determinada. Un ejemplo: el joven que cumpla los requisitos para percibir la RGI mínima -800 euros- y solicite la nueva ayuda de 300 no cobrará 1.100 euros, sino que se mantendrá en el máximo de 800. 500 los aportará Lanbide, el Servicio Vasco de Empleo, y los otros 300 los compensará el 'Emanzipa'. Es la misma dinámica que se aplica con la implantación del Ingreso Mínimo Vital.En lo que respecta al plan Gaztelagun, el protocolo es diferente. Los conceptos en este caso sí son compatibles. La ayuda al alquiler puede llegar hasta los 275 euros mensuales. Se otorga a jóvenes de entre 18 y 35 años que tengan unos ingresos máximos de 25.921 euros anuales y paguen un arrendamiento de entre 675 y 800 euros al mes, en función de la ubicación de la vivienda. El Departamento de Vivienda del Gobierno vasco cifraba recientemente en 5.000 las personas que se habían beneficiado de la ayuda al alquiler desde su creación en 2019. Actualmente se mantienen activas en torno a 3.000 prestaciones.
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