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Los dos ciudadanos vascos atrapados en Mozambique por la irrupción de la variante Ómicron que ha provocado el cierre de las conexiones aéreas con los países del cono sur de África podrán regresar este jueves a Euskadi. El Ministerio de Exteriores ha fletado un avión ... para dentro de tres días desde la capital mozambiqueña, Maputo, que volará hasta Madrid para traer de vuelta a los españoles que se encuentran en la actualidad en este país que no dispone de vuelos comerciales con Europa.
La irrupción de Ómicron ha atrapado en Mozambique a la periodista y realizadora bilbaína Marian Gerrikabeitia y el coreógrafo guipuzcoano Asier Zabaleta. Se encuentran en Maputo, la capital de este país africano, sin posibilidad de regresar a casa. «Vine para llevar a cabo un documental sobre una pieza que Asier ha preparado para dos bailarines locales y que se ha presentado en el Festival internacional de Danza Contemporánea Kinani que se acaba de celebrar aquí. El obtuvo el Premio Max al mejor espectáculo de calle hace tres años y se planteaba una gira por la comunidad con estos artistas, que tienen grandes facultades y carecen de medios económicos», explica.
Curiosamente, la noticia de la aparición de la variante llegó desde Euskadi el pasado viernes, cuando aún se hallaban grabando la película. «Un mensaje de WhatsApp nos advirtió de que Europa se iba a blindar por la aparición de la variante del Covid-19», indica. Añade que se asustaron ante la perspectiva de que resultaran afectados. «Nosotros teníamos pasaje para salir el día 29 con Qatar Airways y nos asustamos porque sospechamos que implicaría a toda la región. Contactamos con la cónsul española y nos dijo, al principio, que no había problemas, pero poco después, cuando estábamos desayunando, nos llamó para decirnos que hiciéramos las maletas y nos fuéramos rápidamente al aeropuerto para intentar salir cuanto antes porque la aplicación del bloqueo iba a ser inmediata».
Su vuelo de regreso seguía la misma ruta, con parada en Doha y destino en Madrid, pero ya estaba suspendido. «Intentamos coger otro, fletado por la compañía portuguesa TAP, para llegar a Lisboa con escala en Angola, pero no había sitio, y un tercero de Ethiopian Airlines que llegaba a Addis Abeba estaba reservado para italianos y alemanes. También se anunciaba uno más de Lufthansa que también se destinaba a sus compatriotas».
El aeropuerto internacional de la capital no se encontraba atiborrado de extranjeros apurados por volver a sus respectivos orígenes, según cuentan. «No había muchos pasajeros, pero sí muchas ventanillas cerradas, quizá porque no es grande y acoge menos tráfico durante el fin de semana», indica. «Encontramos a varios gallegos que estaban en la misma situación».
La decisión de paralizar el tráfico aéreo con Sudáfrica se ha extendido de inmediato a los países limítrofes, caso de la excolonia portuguesa. «Nuestra compañía ha notificado que recuperará su actividad el próximo 15 de diciembre, pero a quienes tienen billete para ese día ya se les ha notificado que está cancelado, así que no sabemos a qué atenernos», advierte.
Gran Bretaña fue el primer país en anunciar la cancelación de su tráfico con Sudáfrica. Tras anunciar la medida, la Unión Europea se sumó con la decisión de suspender los vuelos desde su territorio a seis países africanos, incluida Mozambique, durante un periodo inicial de 14 días. Estados Unidos y Canadá también han prohibido los vuelos a la zona.
La radical determinación contrasta con la tranquilidad que se observa en Maputo. «No ha habido una reacción al impacto provocado por Ómicron», alega. «Aquí estábamos tranquilos porque la enfermedad no ha afectado tanto. Ayer tan sólo se comunicaron cuatro casos, por ejemplo», explica Gerrikabeitia, que calcula que, como ellos, unos 70 españoles permanecen en el mismo área atrapados sin posibilidad de retorno a corto plazo y esperando una reacción del ámbito diplomático. «El consulado nos ha comunicado que intentarán sacarnos, que su objetivo es repatriarnos o conseguir una vía para evacuarnos a otros países, pero la verdad es que todo está cerrado». La frontera con Sudáfrica se mantiene operativa, pero no se plantean viajar a la república vecina, origen de la crisis.
La aparición de la variante no ha trascendido en Mozambique. «Aquí no se hablaba de Ómicron hasta que llegó la noticia de que Inglaterra suspendía sus conexiones con Pretoria», indica. La antigua colonia portuguesa disfruta ahora del verano austral con restricciones más severas que las que hoy rigen en Europa. «La mascarilla es obligatoria tanto en la calle como en los espacios interiores», advierte. «Los restaurantes cierran a las nueve de la noche y hay toque de queda, a las diez no hay nadie en la calle. En agosto eran aún más severas, porque todo se quedaba desierto a partir de las ocho», señala Zabaleta. «En realidad, todo parece normal y nuestra vida aquí era tranquila, enfocada al trabajo, y ahora, de repente, no sabemos cuándo ni cómo podremos volver a casa».
Más de 150 españoles que se encontraban en Sudáfrica están tratando de regresar, según informaron ayer fuentes de la Embajada de España en el país. «Muchos están ya en el aeropuerto o esperando vuelos que pueden salir dentro de un día o dos», explicaron. Desde el pasado sábado, España exige un certificado de diagnóstico negativo de covid, independientemente de que se esté vacunado, a los pasajeros procedentes de Botsuana, Lesoto, Mozambique, Namibia, Suazilandia, Zimbabue y Sudáfrica. La medida trata de poner freno a una posible expansión de la nueva cepa sudafrica, la ómicron. Compañías como la KLMholandesa, de momento, están trayendo a residentes europeos.
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