«Hay ansia por hacer deporte al aire libre. ¿Qué va a pasar?»

«La gente no llama hasta que se ve muy perdida. Las horas nocturnas son las más inhóspitas, de más riesgo de que pase algo. Yo ya he tenido que salir a las dos de la mañana, acompañado de la unidad de rescate, a socorrer a un montañero con un cólico nefrítico en un refugio en una situación climatológica complicada. ¿Qué pasaría si ocurriera ahora? Me crea desazón». «Si me dicen qué se gana con eso, creo que se pierde».

Zigor Egia, responsable de seguridad de la federación vizcaína también «lamenta que se reduzca el horario de asistencia» de la Unidad de Vigilancia y Rescate de la Ertzaintza «de doce de la noche a seis de la mañana, una franja en la que estamos en cierta manera desatendidos». Aunque pudieran acudir a la búsqueda bomberos, o incluso agentes de seguridad ciudadana, «no va a ser un rescate especializado».

Egia advierte que se aproxima el verano y los días se alargan. «La gente, después del confinamiento, tiene ansia por hacer deporte en espacios naturales. Hay más aficionados en el monte que en febrero y por tanto también va a haber más accidentes y más rescates. Los deportes al aire libre cada vez están más de moda, son sanos y es bonito». «Si me caigo y me rompo una rodilla y se hace de noche, ¿qué va a pasar? Me genera incertidumbre».