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Miguel Villameriel
Lunes, 13 de noviembre 2023, 19:09
Los padres y madres de los alumnos de Primaria de la ikastola Langile de Hernani han confirmado este lunes su plante ante la «baja calidad y salubridad» de la comida que desde el día 2 sirve en el comedor escolar la empresa Serunion ... y han preparado bocadillos para que sus hijos no tengan que alimentarse con la comida de esta firma. A pesar de que en la protesta organizada este domingo en Hernani advirtieron a Serunion de que no era necesario que este lunes llevara los platos al centro, la empresa de catering lo ha hecho alrededor de las nueve de la mañana. Sin embargo, los alumnos han comido los bocadillos que les habían preparado sus progenitores y que llevaban desde casa.
La medida de presión organizada por los padres de Langile está encaminada a que el Gobierno vasco confirme la rescisión de los contratos que tiene con esta compañía, como el viernes anunció que era su intención. Sin embargo, fuentes del Departamento de Educación han puntualizado a este periódico este lunes que la rescisión de los contratos «tiene que analizarse jurídicamente» y este proceso «lleva su curso», por lo que han dado a entender que la decisión no se adoptará de forma inminente. Solo en Gipuzkoa, Serunion surte a los comedores de más de 30 centros de Primaria y Secundaria de Donostialdea, Oarsoaldea, Bidasoa y Goierri.
Además de llevar a sus hijos a la ikastola provistos de bocadillos para evitar la comida de Serunion, varios padres de alumnos de Langile han colocado varias pancartas en las vallas del centro para protestar por este caso de «baja calidad» en los alimentos que surte esta empresa. Gaizka Izagirre, que este domingo ejerció de portavoz de los padres en la protesta, ha indicado este lunes a este periódico que «por ahora hemos decidido que hoy los niños vengan con bocadillas y, de cara a mañana, tendremos que ver qué traen, pero nuestra intención es que esta semana no coman la comida de Serunion».
Decenas de familias se concentraron este domingo al mediodía llenando la plaza del ayuntamiento de Hernani para denunciar a través de una cacerolada los problemas que desde la semana pasada están teniendo con la comida sus hijos, que coinciden en quejarse de que «sabe rara, es mucho peor que la de antes, y en ocasiones pica». Detrás de las denuncias de los txikis está el cambio de proveedor que se ha producido en el centro tras los últimos concursos y adjudicaciones del Departamento de Educación a partir de este curso. Desde el día 2 se encarga de la alimentación en el comedor escolar Serunion, empresa líder en el sector en España, fundada en Madrid en 1990 como resultado de la fusión de cinco firmas de restauración colectiva, e integrada en el grupo multinacional de origen francés Elior.
Las críticas a la calidad de la comida y del servicio de esta firma se suceden tanto en Gipuzkoa como en Álava, donde también se ha hecho con varios servicios. De hecho, es la empresa que suministra al colegio Ikasbide de Durana, donde el 22 de septiembre se detectaron larvas en un plato de pasta y en el que el miércoles pasado hubo que desechar el segundo plato (filete de ternera en salsa) por tener mal aspecto y un sabor más ácido de lo normal. Este último viernes, tanto en Ikasbide como en Langile y otros centros educativos hubo que retirar el primer plato después de que en La Rioja aparecieran insectos en las alubias, también suministradas por Serunion. En Langile, además, un alumno descubrió un gusano en el pescado, por lo que también el segundo plato fue retirado a los niños.
Ante esta sucesión de incidentes, los padres de Langile han dicho basta y este domingo se concentraron en la plaza del ayuntamiento de Hernani para denunciar que «no es de recibo racanear con la alimentación de nuestros hijos» y para exigir al Gobierno vasco que «rescinda cuanto antes el contrato» con esta empresa.
Durante la protesta, Uxue Apaolaza y Gaizka Izagirre, cuyos hijos acuden a Langile, leyeron un manifiesto en el que se instó al Gobierno vasco a que garantice una alimentación «sana, decente y con productos de cercanía», y no «traída desde más de 100 kilómetros de distancia».
El texto lamenta la concesión de los contratos de suministro de comedores escolares a «macroempresas» para ahorrar costes, sin que se tenga en cuenta la opinión de la comunidad educativa. «¿Qué precio se pone a la salud de nuestros hijos?», se preguntan los padres en el documento, que hace referencia a otras partidas en infraestructuras en las que no prima tanto el ahorro.
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