«Es un alivio poder elegir morir con dignidad»

La ley que la regula entra en vigor este viernes, casualmente el día de su cumpleaños. «Es el mejor regalo y un alivio tener esa salida sin perjudicar a mi familia», dice con su eterna sonrisa, acompañada de su marido, Juanjo Uria.

A Ana le diagnosticaron ELA hace 16 años, cuando le dieron de 2 a 5 años de vida. «Tiene la suerte de que le va muy poco a poco, no sabemos por qué. Sin embargo, hemos visto a muchos amigos íntimos morir de esta enfermedad en poco tiempo y sufriendo lo indeseable. De verles andando con muletas a pasar en tres meses a verles sentados en sillas de cuello para abajo paralizados. Y depende cómo estés es muy duro para todos», cuenta este hombre, que replica a aquellos que cuestionan la eutanasia: «Les diría que cierren los ojos durante 5 minutos y se imaginen que van a vivir de cuello para abajo toda su vida siendo un vegetal. A ver si les gustaría vivir así, sufriendo y haciendo sufrir a los de al lado. Respeto su opinión, pero no la comparto, porque nadie tiene derecho a decidir cómo vas a vivir o cómo vas a morir».

La llegada de esta nueva ley supone para esta pareja el fin a tantos años de «lucha», en la que la familia Tellaetxe de Portugalete -Txema y Danel, viudo e hijo de Maribel Tellaetxe, que murió de alzhéimer- ha sido un «pilar fundamental». «Les estamos muy agradecidos. De hecho el día de la aprobación estaban ellos allí presentes y me llamaron por teléfono para contármelo. Fue como si estuviera allí mismo, muy emocionante y Ana tenía una alegría inmensa», recuerda Juanjo.

La idea de acabar con la agonía cuando llegue la hora es algo que comenzó a rumiar Ana hace más de 10 años, al poco de que le diagnosticaran la enfermedad. «Fue un momento muy duro cuando nos lo dijeron, ni siquiera sabíamos lo que era, además las niñas eran pequeñas».

Ahora hablan de la muerte sin miedo. Ésa a la que, a fuerza de tanto convivir con ella, han naturalizado y en cierta medida, asumido. «Pero en la sociedad no estamos acostumbrados a hablar de ello. Nosotros hace dos meses hicimos las últimas voluntades, yo también porque cualquier día puedo tener un accidente y quedarme parapléjico de cuello para abajo y yo así no quiero vivir tampoco». A la espera de la entrada en vigor de la nueva ley, ya han avanzado con los trámites para solicitar la prestación de la eutanasia. «Por medio de una amiga de Bilbao, nos dieron unos papeles para rellenar y mandar a Vitoria, con dos testigos y un representante. La pedimos y ya nos han contestado. Ya la tenemos», cuenta Juanjo feliz y aunque aún «no sé muy bien cómo va la cosa, a la hora de administrarle la inyección o el medicamento, antes que el médico me gustaría dárselo yo mismo. Es menos frío. Que esté conmigo en ese momento. Después de tantos años juntos, 34 años...». Tienen «muy claro» que cuando alcance cierto grado de degeneración, prefiere poner fin a su vida «de una manera digna».