Alertan de un timo en el servicio vasco de teleasistencia

Los estafadores tratan de hacerse con datos personales de las víctimas, entre los que se encontrarían los bancarios, conocido también como 'vishing', según ha alertado el departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales. Su 'modus operandi' es sencillo: aseguran a sus interlocutores, normalmente mayores de 65 años, que este servicio de teleasistencia, que cuenta con más de 76.000 usuarios, es obligatorio, por lo que les piden todo tipo de información para darse de alta.

En ese sentido, el Gobierno vasco recomienda a las personas que si se tienen dudas sobre el origen de una llamada de este servicio, se interrumpa la comunicación y se llame a los números de teléfono 945 016 364 o 945 016 362. «El mensaje más claro que les ofrecemos es que si sospechan que quien les llama no somos nosotros, aprieten el botón rojo para certificar si somos o no los emisores de la llamada», explica Iñigo Mijangos, responsable del servicio vasco de teleasistencia.

Ya en marzo de 2019 el Gobierno vasco realizó una llamada de alerta muy similar también con el servicio betiON. En ese momento, las llamadas se centraron en personas residentes en Vitoria y los estafadores pedían a las víctimas entre 40 o 50 euros mensuales por darse de alta en el sistema de teleasistencia.

BetiOn permite a los usuarios disponer de un servicio telefónico permanente las 24 horas durante todos los días del año atendido por un equipo de personas específicamente preparadas para dar respuesta a las diferentes situaciones de emergencia o necesidades sociales y con capacidad para movilizar los recursos que se precisen: bomberos, policía, personal sanitario... Para ello se valen de un dispositivo de llamada, el botón rojo, que los mayores se cuelgan al cuello, y que sirven para activar de forma muy sencilla la comunicación con los asistentes.

El servicio está dirigido a personas de más de 75 años que viven solas, en situación de dependencia o en riesgo de aislamiento social. Tres de cada cuatro son mujeres. El volumen de llamadas que realizan los trabajadores para comprobar el estado de los usuarios duplica al realizado por los propios beneficiarios cuando tienen una emergencia.