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Arturo Checa
Jueves, 14 de noviembre 2024, 00:51
Alerta roja. La pesadilla se repite. La llegada de un frente de lluvias con posibilidad de precipitaciones de hasta 200 litros paralizó el litoral de Valencia, incluida la capital, apenas 15 días después de la destructiva dana del 29 de octubre. Las restricciones alcanzaron al ... tráfico de vehículos en todas las poblaciones bajo la alerta roja decretada por Emergencias, un total de 163 municipios entre los que también se encuentra la ciudad de Valencia.
Fue el propio presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, a través de su cuenta en la red X, el que adelantó el «decreto de medidas excepcionales», en vigor desde las diez de la noche del miércoles y hasta la medianoche de hoy. Con la «suspensión de las actividades educativas, deportivas y el cierre de los centros de día» como otra limitación, tal y como detalló Mazón.
La alerta roja corrió esta vez como la pólvora por los móviles de los vecinos de Valencia y de todos los municipios afectados. Fue por la tarde y desencadenó un cierre de comercios, bares, bibliotecas y túneles por parte de la Policía Local de la capital para impedir que pudieran quedar coches atrapados por posibles inundaciones. Hasta los supermercados bajaron sus persianas antes de tiempo. La reapertura del AVE, prevista para hoy, se ha pospuesto a mañana.
En muchos municipios cercanos a Valencia, como en Mislata, la Policía Local recorrió el casco urbano indicando a los residentes por la megafonía de los coches patrulla que no salieran de casa. Por la tarde, Emergencias lanzó un aviso a los municipios afectados por las inundaciones de Rambla del Poyo, Río Magro y pedanías del sur de Valencia en el que, «debido al aviso rojo y atendiendo a la vulnerabilidad de la zona y la acumulación de lluvias prevista, se recomienda permanecer en zonas altas de las viviendas o zonas elevadas».
Picos y palas apoyados en la pared de una calle aún teñida por el barro. Bolsas de basura para proteger las herramientas. Un capazo con lodo olvidado y tumbado junto al muro. La calle desierta. Las baldosas tomadas aún por el barrizal. La escena se vivió ayer en una calle del centro de Catarroja, una de las poblaciones de la zona cero de la dana de hace quince días. Pero la misma estampa se reprodujo en una veintena de municipios. Miedo. Incerteza. Pueblos casi desiertos. Y parálisis de las labores de reconstrucción tras la tragedia.
La nueva dana llegó con fuerza, como estaba anunciado. Lo hizo de nuevo de sur a norte, esta vez con efectos menos dañinos. Fue la comarca de La Marina la que primero recibió el temporal. Lluvias de 200 litros en el interior que pusieron en alerta a los residentes alrededor del río Gorgos. Tensión con el demasiado reciente recuerdo del Poyo, el Magro, el Júcar... La borrasca fue subiendo poco a poco hacia el norte. También en intensidad. Desde Emergencias no se tardó en aumentar la alerta. Protección Civil incluso lanzó un nuevo aviso masivo a los móviles para concienciar a la población.
El temor se acrecentó en toda la provincia mediada la tarde, cuando desde Aemet se incrementó de naranja a rojo el aviso de precipitaciones. Hasta la búsqueda de desaparecidos se vio afectada, ya que el temporal en el mar impidió la localización de víctimas por superficie. Sí se continuó en el fondo marino, por parte del buque especializado del CSIC y los navíos de la Armada. El aviso se mantiene hasta este mediodía.
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