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Juan carlos barrena
Viernes, 10 de enero 2020, 01:03
Los alemanes ven amenazado uno de sus privilegios más exclusivos. Son el único pueblo del mundo que disfruta de la conducción sin límite de velocidad en las autopistas de su país. Una red de 13.000 kilómetros, de la que dos tercios carece de señales ... que obliguen a levantar el pie del acelerador y permiten emular a los pilotos de Fórmula Uno en el mayor circuito de carreras del planeta. Y cuando se trata de la 'vaca sagrada' de los alemanes, el automóvil, los debates no pueden ser mas encendidos. «Un límite de velocidad en nuestras autopistas es bueno para la protección del clima, contribuye a la seguridad y descargará los nervios de los conductores», dijo recientemente la nueva presidenta del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Saskia Esken, para abrir una nueva discusión sobre la posible introducción de un límite a 130 km/h en las autopistas germanas, que además son completamente gratuitas para quienes pilotan un coche. «Abordaremos el tema este nuevo año», apuntó la líder del SPD, dando lugar a una discusión apasionada.
En el país con la mayor concentración mundial de marcas prestigiosas de empresas automotrices -desde Mercedes a BMW, pasando por Porsche, Audi y Volkswagen-, tratar de limitar las libertades de conducción es romper con todo un tabú y supone enfrentarse a numerosos 'lobbies' que defienden a capa y espada los intereses de los automovilistas.
Lo cierto es que la limitación de la velocidad en Alemania es debatida periódicamente. Sin embargo, en esta ocasión la discusión no ha sido iniciada por Los Verdes, que siempre aportan argumentos ecologistas para exigir el fin del privilegio de poder emular a Sebastian Vettel o Lewis Hamilton sobre el asfalto público, sino por el SPD, que forma parte de la gran coalición de gobierno en Berlín que dirigen los conservadores de la canciller federal, Angela Merkel. Y estos ya han dejado claro que no piensan siquiera comentar con sus socios la nueva demanda socialdemócrata. «Tenemos tareas más importantes que resolver que la de discutir una y otra vez sobre este tema altamente emocional y para el que no existe una mayoría», afirmó el socialcristiano bávaro (CSU) Andreas Scheuer, ministro federal de Transportes, para zanjar la nueva discusión.
La propia Angela Merkel ha sido clara y determinante: «El Gobierno federal no proyecta introducir un límite general de velocidad en las autopistas». Desde el Ministerio se recordó además que existe ya un sistema de indicación de velocidad orientativo y que en una tercera parte de la red de autopistas alemanas la velocidad se encuentra limitada, además de insistir en que la mayoría de los accidentes de circulación se producen en carreteras regionales.
En realidad, los 13.000 kilómetros de 'autobahn' suponen tan solo el 6% del total de la red viaria. Los conservadores alemanes no están solos en su defensa de la libertad de velocidad. Les apoyan grupos de presión poderosos como el club alemán del automóvil ADAC, la mayor asociación de Europa con mas de 21 millones de afiliados. Y la mayoría no quiere ni oír hablar de un límite de velocidad. El ADAC interviene siempre en ese tipo de discusiones y aporta estadísticas como argumento, sobre todo en lo que se refiere a la seguridad. Como el hecho de que por cada mil millones de kilómetros de circulación por autopistas se producen una media de 1,7 muertos, mientras la misma cantidad de kilómetros circulados por carreteras ordinarias provocan la muerte de 6,3 personas de media.
Naturalmente, los propios fabricantes se oponen también a que limiten la libertad de circulación de sus vehículos, muchos de ellos verdaderos bólidos. El presidente de la Confederación de la Industria Alemana del Automóvil, Bernhard Mattes, considera estéril el nuevo debate sobre una posible limitación de la velocidad en las autopistas como demandan SPD y Los Verdes porque, dice, no ayuda ni al medio ambiente, ni a la seguridad ni a los intereses de los automovilistas.
El velocímetro del Bugatti Chiron, el automóvil de serie más rápido del mundo y producto emblemático del grupo Volkswagen, marca 500 km/h, aunque en el mundo real no supera los 420 km/h, suficiente para poner los pelos de punta a cualquier conductor. A toda pastilla se tragaría los 100 litros de combustible de su depósito en tan solo ocho minutos. Muy pocos automovilistas pueden permitirse el lujo de conducir este deportivo, pero son muchos los que en Alemania circulan legalmente y sin miedo al radar a más de 200 km/h por las autopistas, si el tráfico lo permite. Y, por favor, sin acosar a los que no son tan rápidos. La Policía alemana no tiene piedad con ese tipo de infractores y para darles caza cuentatambién con vehículos especiales. No es raro ver un Porsche Carrera, un BMW M5 o un Mercedes AMG con el rótulo de 'Polizei' y luces azules controlando la circulación.
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