La tripulación de cabina de los aviones es instruida para reaccionar ante una turbulencia mecánica, térmica, orográfica o de cielo claro. Pero van a tener que actualizar los manuales para incorporar las turbulencias ebrias, porque a algunos se les mueve el avión más de la ... cuenta y no es debido a agentes atmosféricos, sino a alcohólicos.
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Las aerolíneas, en boca de Ryanair -la reina de los vuelos 'low cost' y uno de los principales operadores del sector aéreo- quieren pasar del 'si bebes, no conduzcas' al 'si bebes, quédate en tierra'. Y no es por los pilotos, sino por los viajeros.
«Propiciaría un comportamiento más seguro y mejor de los pasajeros a bordo de los aviones y una experiencia de viaje más segura para los pasajeros y las tripulaciones de toda Europa», afirma la compañía irlandesa en un comunicado.
Las estadísticas sostienen la queja de la aerolínea. El número de aviones desviados se ha duplicado entre 2019 y 2024. Las cifras en los aeropuertos españoles, especialmente en Alicante y en Palma, son todavía mayores.
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En España los incidentes aumentaron de 338 en 2020 a 569 en 2021, 1.361 en 2022 y alrededor de 1.500 en 2023 y 2024. Estas estadísticas revelan que se producen alrededor de tres incidentes en vuelos al día y que provocan que se estén forzando a desviar vuelos, según las estadísticas de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
Una de las últimas turbulencias 'alcohólicas' afectó a la propia Ryanair. Un vuelo procedente de Dublín (Irlanda) y con destino Lanzarote tuvo que desviarse a Oporto, en Portugal, por culpa de un pasajero conflictivo a bordo. Allí, el individuo fue desembarcado y detenido, pero como consecuencia de las restricciones horarias de la tripulación, el avión, la tripulación y más de 160 pasajeros se vieron obligados a pernoctar en el aeropuerto de Oporto, y los gastos de alojamiento y comidas, entre otros, fueron costeados íntegramente por Ryanair.
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Las aerolíneas han comenzado a moverse. Ryanair pidió a este pasajero 15.000 euros y ahora mira a los aeropuertos. «Restrinjan las bebidas alcohólicas».
El organismo que coordina a todas las autoridades aeroportuarias (ACI, por sus siglas en inglés) ha recogido el guante, pero ha dejado un recado. «Las aerolíneas ya tienen hoy el derecho a rechazar el embarque de cualquier pasajero ebrio. No nos trasladen su responsabilidad», apuntan. Además rechazan el soplar en la terminal. «El «alcoholímetro» es poco efectivo si una vez a bordo, los viajeros siguen teniendo acceso al alcohol. Algo que, por cierto, es lo que más beneficios da a las compañías aéreas cuando están en el aire», recuerdan.
A pesar del aumento de incidentes en los últimos años, la ACI asegura que «este tema está limitado a un número pequeño de pasajeros, y el control del alcohol es una medida que penaliza innecesariamente a quienes se van a vacaciones y a otros viajeros».
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