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Han pasado casi tres días desde que la peor gota fría en décadas destrozó la vida de miles de personas en la Comunidad Valenciana. De ... momento, se han contabilizado 205 fallecidos por esta trágica DANA que todavía deja «decenas y decenas» de desaparecidos. La desgracia parece que no tiene fin. Los equipos de rescate continúan la búsqueda de esas personas, con imágenes dramáticas y testimonios que impresionan.
Amparo Font, alcaldesa de Chiva, una de las zonas más afectadas por esta catástrofe natural, se ha roto este viernes al realizar una petición de ayuda para los habitantes de su pueblo. La regidora no ha podido aguantar la emoción cuando se ha referido a los más pequeños y los mayores. «Seguimos pidiendo agua, seguimos pidiendo víveres, y cuando hablamos de víveres -en este momento se ha roto, no ha podido contenerse y ha dado rienda suelta a las lágrimas-, me emociono porque me quiero acordar de que hay niños, de que tenemos ancianos. Y los bocadillos ellos no los pueden comer, necesitamos comida triturada para bebés y para personas mayores», ha expuesto este viernes en RNE.
También es consciente Font de que el número de muertos puede aumentar en su municipio. Lo asume y le duele. Porque hay viviendas arrasadas y vehículos apilados en varios lugares. «Tenemos todas nuestras urbanizaciones que están totalmente incomunidadas. Han desaparecido casas enteras, no sabemos si con gente o sin gente dentro. Los coches se siguen acumulando a cientos y cientos. Son montañas y montañas de coches. Muchos estarán vacíos, pero también tenemos claro que otros estarán llenos», ha lamentado.
Nathaly vive en Catarroja con sus hijos, de 6 y 15 años. Por suerte, están los tres bien, pero carecen de agua, la luz va y viene y, gracias a la ayuda de sus vecinos -se han convertido en una familia, confiesa a 'Abc'-, tiran para adelante. Pero todavía queda mucho por hacer. «Solo han venido a por cadáveres y algunos voluntarios a informarnos de que van a repartir agua».
En el momento en el que se estaba recabando su testimonio, ellos no podían abandonar su casa. Los restos de la DANA les impedían salir y estaban a la espera de que los servicios de emergencia concluyesen su trabajo, que ya habían empezado. Pero queda tajo para mucho tiempo. Ella lo sabe. «Nos dicen que estaremos sin agua durante quince días. Hasta ayer (por el miércoles) no tuvimos luz, ahora va y viene. Una amiga pudo acercarnos garrafas de agua como pudo», relata.
Existen muchas fotografías de avenidas atestadas de vehículos destrozados en las calles de municipios de Valencia. Uno de esos lugares es la calle Gómez Ferrer, que parte en dos Alfafar y Sedaví -un lado son los números pares y el otro los impares-. Muestra una veintena de coches amontados, mezclados con muebles, tablas y otros enseres domésticos, todo inservible.
Pero los habitantes de ese lugar no se podrán olvidar nunca de la tragedia humana que vieron con sus ojos el pasado martes. Lo que empezó como una lluvia tímida, fina, que ni siquiera entorpecía la circulación de los vehículos, terminó con imágenes apocalípticas y con personas que salvaron su vida de milagro, confiesan dos vecina. «En apenas 20 minutos se montó el caos en la calle. Justó aquí abajo, en la reja, había un hombre agarrado pidiendo ayuda, el agua ya pasaba de metro y medio, y él no podía llegar a las ventanas del primer piso. Tuvo la suerte de que el agua arrastrara dos coches, que al chocar con la farola quedaron uno encima del otro. Y, de esta manera, subió por un todoterreno y el vecino del primer piso le pudo rescatar desde el balón. Allí pasó la noche», cuenta Mari Carmen, una vecina.
Sin embargo, otras personas no tuvieron tanta fortuna. «Un poco más abajo, llegando a la plaza, encontraron a una mujer muerta abrazada a una farola», desvela Xena, otra habitante de la zona.
La tragedia presenta múltiples caras y muy dolorosas. Hay casos, en cambio, como los de David, vecino de La Torre, en Valencia, que tienen un final feliz. Porque se temió lo peor, que se quedaba sin familia. «Todo empezó el martes a las 20.15 horas, cuando mi mujer y mi hijo me llamaron para despedirse de mí, me decían que había mucha agua y que no sabían si iban a poder salir de casa», cuenta a TVE.
No obstante, todo quedó en el susto más grande de su vida. Ya están juntos, pero hasta ese momento la angustia se apoderó de este valenciano. En esa conversación, les pidió que subieran a la parte más alta de un edificio en el que está el garaje en el que murieron varias personas. Mi mujer entró con el coche al garaje 20 minutos antes de que se llenase todo de agua. Nos han dicho que esto igual en una semana aún no se habrá terminado».
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