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ALBERTO CASTILLA
Jueves, 8 de febrero 2018, 15:28
Desde un descapotable que fue propiedad de Sofía Loren a un autobús de la línea Uribarri-Indautxu-Ingenieros, pasando por los sobrios modelos de la gama Adenauer, en honor al primer Canciller de la República Federal de Alemania, que los eligió como coches oficiales. Hasta un total de treinta vehículos Mercedes forman parte del Museo Aguinaga que, en el 70º aniversario de la firma, pretende ser «un homenaje a sus fundadores», subraya Javier Uriarte, gerente y responsable del proyecto.
El espacio tiene una superficie de 2.000 metros cuadrados y estará abierto al público en general todos los sábados en horario de 10 a 13, a partir del próximo 17 de febrero, en el concesionario de la marca en Barakaldo, en la recta de Max Center. El objetivo es «crear una experiencia única que transporte al visitante al pasado a través de la historia de la marca alemana y perciba la evolución de la misma como un hito apasionante».
Esta primera exposición permanente abarca el período comprendido entre 1926 y los años 80. «No es casual, la muestra arranca en el año en que nació Mercedes Benz, fruto de la fusión entre Daimler y Benz». Más adelante, la sala contará con modelos temporales y cesiones de colecciones privadas y de otros museos, como el de Stuttgart.
Aguinaga fue uno de los primeros concesionarios de Mercedes, por ello «hemos querido ser pioneros en plantear un museo monomarca». La puesta en marcha del proyecto ha sido una labor ardua. Las obras han consistido en la transformación de un taller y se han ejecutado en un período de trece meses. «Hace un año, solo contábamos con cuatro coches». La mayoría de los vehículos ha llegado del mercado alemán, «son de coleccionistas con los que hemos llegado a acuerdos de cesión».
Además, la muestra ofrece una última sorpresa. Los visitantes podrán contemplar un triciclo Benz Patent Motorwagen, el primer vehículo de la historia diseñado para ser impulsado por un motor de combustión interna. Tan solo se fabricaron veinticinco unidades de este prototipo, entre 1886 y 1893, y su coste era de 600 marcos alemanes, unos 150 dólares de la época.
El museo está planeado para «aumentar la oferta de servicios y complementar el negocio tradicional de concesión». Por ello, la colección será el eje principal, pero no el único. «Entendemos el espacio como centro de exposiciones, eventos y ocio».
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