La africana que huyó con tres hijos y sin saber si su marido seguía vivo

La trabajadora de Cruz Roja sabe que el camino de los refugiados «no siempre acaba bien» aunque en la acogida, al menos, encuentran cierto respiro tras escapar de una realidad asfixiante en su país. En el centro Zuloaga Txiki, como se llama el espacio de 40 plazas en Tolosa que depende del Gobierno vasco, han comenzado a tomar aire personas como Ziko Likofo, nacido en Congo, que huyó para evitar un destino fatal por ser homosexual. Allí también llegó Alpha Mamdou Diallo tras dejar atrás Guinea Conakry, donde se enamoró de una mujer de otra etnia y el padre de la chica, militar de profesión, ordenó perseguirle.

Algunos de los refugiados, cuenta Guerrero, tienen tiempo para «preparar» su salida, como ocurre con muchos venezolanos y colombianos que a menudo entran en España como turistas, pero otros salen con lo puesto. «Con Ucrania ya hemos visto que de la noche a la mañana, de repente, tienes el bombazo al lado de casa».